Opinión | Portada
junio 18, 2020

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Detalles del Momento: Oposicionismo autodestructivo

Los tucos dispersos y oposicionistas que habitan el oscuro inframundo de esos archipiélagos que suspiran por retomar el poder, siempre y cuando el imperio se los entregue sin que por sí solos mueven un dedo por alcanzarlo, tristemente siguen despedazándose entre ellos o por si mismos suicidándose porque temerariamente su propia ceguera les impide asumir que lo que hacen es poner en riesgo su propia existencia legal.

Tras cada fracaso que este oposicionismo tiene la salida de baño es que cada quien se reinventa desde el mote de otra sigla, pero su componente siempre el mismo, su discurso es el mismo, las mañas son las mismas y la ineptitud es la misma, aunque por supuesto, siempre salgan diciendo que los que se van, que los que rompen, que los se divorcian, que los que se separan son los buenos y los demás, son los malos, cuando francamente ni los que se quedan jamás alcanzan la condición de buenos.

Ahora mismo la calamidad está centrada en el PLC, la segunda fuerza política del país, aunque de la primera está distante a mil años luz y no es que me preocupe la situación por la que atraviesan los otroras rojos, puros y sin mancha, que en los próximos días verán profundizada su crisis, porque otra vez la dedocracia se impuso en la sigla, y mandó al carajo el proceso eleccionario interno que con pompa había anunciado, maña que tampoco es nueva, sino que veo cada vez más lejos que el FSLN tenga una oposición formal que le haga contrapeso y lo digo porque es sano siempre que un gobierno cuente con una oposición, pero esto que pretende estar en la acera del frente del FSLN es una pésima caricatura de lo que puede ser una fuerza política electoral.

Siendo el PLC, por ley, de acuerdo a los resultados de las últimas elecciones generales la segunda fuerza política del país, tiene en curso una impugnación masiva en las próximas horas porque su dedocracia, donde hay corrientes y contra corrientes enfrentadas entre el nepotismo y la autodeterminación, entre el manejo privado de un partido cuyos dueños son personas y entre quienes lo quieren ver como una institución política a cargo del mérito de sus líderes, militantes y activistas, defenestró a su presidenta para poner en su lugar a quien de una manera irregular, ilegal y contra estatutos es la nueva cara visible de un partido que podría estar a las puertas de perder su personería jurídica.

Dado que yo procedo del PLC del que me excluí desde el 2011, por empacharme de tantos y tantos errores, para encontrar en el MLCI, Movimiento Liberal Constitucionalista Independiente, la representación de un liberalismo que siempre he proclamado y que ahora es parte de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa, se me han acercado, me han escrito y me han comentado que lo que el PLC requiere es un “Código de ética” para rescatarse, pero la verdad es que una propuesta así se reduce cuando se circunscribe al ámbito estrictamente del PLC porque la verdad este pretendido, “Código de Ética” debe ser aplicado a todo el oposicionismo que ni unido, ni dejando a una sola partícula de sus siglas por fuera, metidos en un mismo saco y hasta contando con todo el padrinazgo financiero del imperio, sería capaz de hacerle cosquillas a un FSLN cuya base de poder son sus programas y su visión social y por supuesto con un poder que deriva de una organización mística, disciplinada, trabajadora y motivada por principios que se fundamentan en un espíritu revolucionario que ya transformó irreversiblemente al país.

Cuando viniendo de donde viene la invocación, que con acento de seriedad quieren hacer del concepto del “Código de Ética”, a mí francamente me estallan los oídos porque el Chip se me desconfigura porque la historia del oposicionismo me niega conferir a la expresión ni siquiera un ápice de legitimidad.

Un código es un símbolo aplicado a muchas cosas. Un código es una simbología inserta en un sistema con valores propios que permite un monitoreo sostenido para que algo o alguien funcione correctamente. Un código, sobre todo ahora que nos encontramos en la era de la modernidad, es importantísimo para acceder a muchas partes y en consecuencia es una especie de llave para entrar a determinados lugares y eso, aplicado a los seres humanos, significa un testimonio de disciplina, perseverancia y coherencia, que si existe en el oposicionismo es solamente para su propia autodestrucción porque es en lo único que han demostrado ser buenos, expertos, imbatibles e insustituibles y lo reafirma ahora el PLC.

La ética, por otro lado, es la intimidad del estudio moral y de la acción humana. Ella determina, cuando hay conciencia en el ser, lo que es bueno, malo, obligatorio, permitido, correcto y justo en lo referente a cada una de las decisiones que lleguemos a tomar de manera qué cuando hablamos de ética tenemos que tener antes que todo un encuentro muy cercano con el testimonio de vida y de ninguna manera me parece que esto exista en un oposicionismo marcado por la división y la resta.

Cuando uno de esos bárbaros en la llamada “Colisión Nacional” empezó a decir como Pinocho que la base de su unidad o una unidad mayor en el futuro lo determinaría un “Código de Ética”, que otra vez vuelve a sonar, se me impuso una gran interrogante; ¿CÓDIGO DE ÉTICA?

Los códigos son normas y leyes, de tipo obligatorio y vinculado al derecho para regular diversas actitudes humanas mientras que ética se refiere al carácter y es una rama de la filosofía que estudia la moral y los comportamientos de las personas y persigue determinar actitudes que son consideras como buenas o malas en la sociedad y sus valores están compuestos por el respeto, la honestidad y liderazgo.

El código de ética es formulado con la finalidad de crear un marco normativo que controle las acciones de las personas o conductas organizacionales, así como establecer los valores que deben ser respetados y considerados por todos los integrantes de una organización que en este caso deberían ser los del PLC, obedientes al mandato estatutario para evitar meterse a un mal pleito como el que ya tienen y que ya está resultando en facciones dentro de ellos mismos.

Soy de los que creo que el código de ética debería estar en todo conglomerado, pero por mucho que algunos digan tenerlo, el código de ética solo puede existir o ser posible si el liderazgo que lo impulsa y propone está revestido de autoridad moral porque si aquí una parte del oposicionismo condiciona su pretendida unidad, léase “los demás únanse a mí”, porque soy el “máximo líder o la máxima lideresa” entonces no es difícil determinar una realidad que de todas formas no va a variar aunque venga el Papa Francisco en persona a bendecirlos y es que están fritos, listos y servidos y en la medida que nos vayamos acercando a noviembre del 2021 su estado será más tétrico porque será el de una tumba donde ni cenizas habrán.

Esta gente definitivamente tiene que ser extraterrestre para venir a decir, a los que tenemos los pies bien puestos en Nicaragua y que les conocemos muy bien, que el oposicionismo tiene que observar un “Código de Ética” parido por corruptos, por inmorales, por estafadores, por vivianes, por oportunistas, por vende patria y por peleles, para que otros de idéntica condición sean parte del mismo club de perdedores y de agoreros de la fatalidad.

Por Dios a estos individuos no les queda el menor resquicio de vergüenza, son los clásicos cara dura porque de qué “Código de Ética” me puede hablar un terrorista que se y viste de Obispo, de empresario, de banquero, de estudiante, de campesino, de activista de derechos humanos, de diplomático, de catedrático, de periodista, de intelectual o de lo que sea si al final su condición de asesino, de ladrón del erario público, de sirviente del amo extranjero, de tranquero, de torturador y otras yerbas aromáticas lo inhibe, lo descalifica, lo desautoriza para proponer no solo un “Código de Ética”, que no le cabe por ningún lado, pero además para decidir quién puede o no estar bajo su paraguas, por favor que droga se metieron que les terminó de deschincacar el maní que tienen por cerebro.

Esta gente es de la que habla al bolsazo, es la que nunca conectó la lengua al cerebro, porque chimó corruptos que reaccionaron diciendo que eso no es posible porque si así fuera el oposicionismo se queda solo en la sigla y si aquí se empieza a hacer un recuento entonces tendríamos que deducir que hacen falta celdas para guardarlos.

Saben quiénes son los que están hablando de un “códigos de ética” los estafadores de la política que quieren que sus víctimas, el pueblo de Nicaragua, crea en algo que no tiene existencia real, como por ejemplo que ellos son los salvadores de un país que de caer en sus garras estará realmente mal; Los egoístas que no tienen el menor concepto del altruismo y cuyo horizonte de vida solo existe para él y si ve en otro algo que no tenga él entonces va, lo arrebata y lo roba; Los vanidosos los que se manifiestan a través de la soberbia y arrogancia. Los que se siente superiores a su prójimo, desde un punto de vista intelectual. Los que no dudan en destacar su supuesta capacidad cada vez que pueden, menospreciando al resto de la gente, aunque no tengan nada ni de cultos, ni de sabios, ni de inteligentes y así todos esos hipócritas que ponen cara de preocupados por la crisis económica que vive el país cuando fueron ellos los que se la trajeron abajo y son tan cínicos que asumen una actitud de malestar cuando desde los medios de comunicación hay quienes los señalamos con nombres y apellidos a los causantes del mal causado donde por supuesto hay hasta sotanudos que en cualquier otra parte estarían presos.

Es absurdo que quienes no tienen ni la más mínima idea del honor estén proponiendo un “Código de Ética” que rija a una manada de delincuentes públicos que ya desgobernaron éste país, que ya lo ordeñaron, que se metieron todo el erario nacional a su bolsa y que ahora vengan a proponerse otra vez para volver a remangarnos la vida porque más allá de sus pleitos y berrinches, no han sido capaces de hacer aún una sola propuesta que nos diga, en el remoto e hipotético caso de que recuperen el país, que es lo que van a hacer para arreglar la economía que ellos mismos destruyeron.

Son impresionantemente cínicos estos que balbucean eso de un “Código de Ética” porque este no puede derivar de quienes han hecho del odio, el asesinato, la tortura, el crimen organizado, el filibusterismo, la venta de nuestra nacionalidad y el irrespeto de nuestra bandera una escala de lo que ellos consideran son sus valores y que el pueblo de Nicaragua repugna y detesta desde todo punto de vista.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.

Por: Moisés Absalón Pastora.
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