Moisés Absalón Pastora
El destacado periodista Moisés Absalón Pastora en su programa de este martes 12 de Febrero, ha destacado el trabajo que tenemos los nicaragüenses en la reconstrucción de los valores de nuestro país, basándonos en el principio de reconciliación entre hermanos de patria:
Los seres humanos muchas veces vemos lo que queremos ver, somos dados a lo superficial, y eso a la postre tiene costos altísimos para las personas o para una nación.
Conozco gente que pueden tener frente a sus ojos un monumento, y lo que terminarán viendo es únicamente la piedra inaugural de la obra, y lo hacen por no conferir al autor el mérito que merece.
Si usted llama a uno de esos fatólogos y pone frente a él una hoja blanca con un punto negro, el centro de su atención será el punto negro, no se percatará jamás que hay un inmenso blanco alrededor. De la misma manera se quedará viendo el árbol, y no el bosque.
Lo más curioso es que son tan ciegos que lo que hacen es ganar opiniones adversas. Está condenado a terminar aislado todo el que llama odio al amor, violencia a la paz y muerte a la vida. Aquí hay gentes que se prestaron a destruir el país, se quedaron viendo el punto negro que el Tío Sam les pintó en la hoja.
Los que creemos en la existencia de un Padre Celestial pudimos evitar que el odio nos destruyera totalmente el país, los que creemos que los milagros suceden diariamente nos resistimos a mirar el punto negro, porque al final queremos ser parte de la solución, no del problema.
Saquen su atención de los puntos negros y sean felices porque Nicaragua va a salir adelante. No escuchemos los cantos desafinados de aquellos que ya nos desgraciaron la prosperidad que traía el país. Ahora nos corresponde a usted, a mí, a todos, no parar nuestro andar hacia adelante con la seguridad que somos nosotros los pilotos del país y no los que quieren ponerlo en las manos de un extranjero.
Nicaragua no es para quienes son el punto negro en la hoja.
Aunque la meta por ahora nos resulte distante, vamos a salir adelante dando vuelta a la página del odio, y por esas mismas razones construir la patria grande que soñó Rubén, será salir de las derrotas temporales. Cuando sea cosa del pasado, nos divertirá recordarlas.
Apártate de ese mal nicaragüense que quiere asesinar tus esperanzas porque su maldad querrá estrellarte por placer. Cuando esos bichos, esos puchos, esos pigmeos mentales, esa charbasca, esos desadaptados, descerebrados se te lancen encima, ponles la mejor sonrisa, esos Dráculas verán en tu reacción un crucifijo e imponentemente retrocederán porque NO PUDIERON NI PODRÁN.
Su ponencia editorial terminó con la frase de todos los días “Que Dios Bendiga a Nicaragua”.
