Palabras de la Compañera
mayo 3, 2019

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Somos un Pueblo Digno, donde no hay cabida para el odio ni para maldad

A pocas horas de conmemorarse el Día de la Dignidad Nacional, este 4 de mayo, la vicepresidenta compañera Rosario Murillo, resaltó que los nicaragüenses debemos enaltecer el espíritu digno grande y formidable que es parte de nuestro legado y de nuestra identidad nacional.

Aquí no hay cabida ni para el odio ni para la maldad, aquí vamos adelante con amor y esperanza y vamos paso a paso reconstruyendo, restaurándonos. Eso sí, tenemos un sentido de dignidad nacional, mañana es Día de la Dignidad Nacional, 4 de mayo. Y enaltecemos ese espíritu digno, grande, formidable que tenemos y además esas actitudes dignas, grandes, formidables que también son parte de nuestro legado, de nuestra identidad nacional”, expresó la compañera Rosario Murillo.

“Y como pueblo digno, como pueblo bueno, como pueblo justo, nosotros invocamos a Dios clamando justicia, justicia y reparación, justicia y bien común, justicia y reconocimiento. Somos un pueblo que cree y un pueblo que crea y un pueblo que ha combatido y vencido el odio y que va adelante con amor y que espera y en Dios confía que en Nicaragua se manifieste esa justicia. Sandino hablaba de justicia divina, esa justicia de Dios nuestro Señor que reconozca el alma buena de las y los nicaragüenses y los derechos de todos para seguir construyendo el porvenir con amor y alegría, para seguir con esperanza en bendición, para seguir viendo el bien todos los días de nuestra vida, para que tengamos paz sostenible y duradera, porque se reconozca que el mal no puede prevalecer en Nicaragua”, añadió.

La vicepresidenta denunció que “las medidas que han tomado contra el pueblo nicaragüense, no contra personas, contra el pueblo nicaragüense, son medidas que el pueblo nicaragüense no merece”.

En ese sentido, dijo que “tenemos esperanza y confianza en Dios y sabemos que Dios y su justicia prevalecerá”.

Agregó que en nuestros corazones hay sentido de justicia y explicó que “una cosa es el perdón, otra cosa es el olvido, y ese sentido de justicia que tenemos todos dentro de nuestros corazones nos llama a exigir, a demandar elemental justicia con el pueblo, con las familias nicaragüenses desde nuestras convicciones cristianas, desde nuestra manera de ser porque somos cristianos y solidarios”.

“Justicia porque se interrumpió un camino de bien, justicia porque interrumpieron un camino desarrollo con equidad, con derechos y oportunidades para todos y sobre todo para los más pobres, porque este es un proyecto que nació en absoluta identificación y lucha por los derechos de todos y en particular de los que no conocían derechos, los más vulnerables, los más pobres, a los que hemos acompañado y respaldado en todo tiempo”, expuso la compañera Rosario.

“Reclamamos justicia para que nuestros hermanos y hermanas que luchan con tanta fuerza y tanta esperanza contra la pobreza sigamos adelante restaurando las condiciones para trabajar mejor y avanzar hacia la vida con bienestar, es el derecho de las familias nicaragüenses. Estamos reclamando precisamente ese derecho, que se reconozca el daño que se ha hecho a familias humildes, el daño que se ha hecho hacia un pueblo bueno. El daño que el egoísmo, la maldad, la perversidad, el furor infernal que se desató en nuestro país desaparezcan para siempre y se repare el daño. Es de elemental sentido de vida y de valores. Estamos trabajando para que la reconciliación que nos lleve a una paz duradera, reconozca en justicia que aquí hubo destrucción, que aquí hubo perversidad, que aquí hubo y hay además medidas que se han tomado, que afectan la economía nicaragüense y que afectan a todos, y a los más pobres en particular. Y eso no es ni cristiano, ni justo”, aseguró.

La vicepresidenta dio lectura al Salmo 36, Misericordia hacia los cielos, y valoró que esa palabra es apropiada para este momento en el que decimos que en Nicaragua no tiene cabida la maldad.

“Pasamos semanas de perversidad, de infierno, eso ya pasó. Y ahora vamos adelante, confiados porque tenemos confianza en Dios, seguros porque sabemos que Dios nos ampara, llenos de esperanza y de fuerza de nuestro espíritu, viendo en su luz la luz y confiando en Dios que tiene el manantial de la vida y que extiende su misericordia y su justicia a los rectos de corazón”, indicó.