La compañera Rosario Murillo al concluir el homenaje al compañero Bismarck Martínez manifestó que las fuerzas que sembraron el terror en el país y que privaron de la vida a éste héroe y a otros nicaragüenses, no contaban con la fuerza de la fe del pueblo.
“Ellos nos querían muertos a todos. Creyeron que enterraban la revolución, no contaban con la fuerza de la fe de nuestro pueblo que cree en Dios. La mayoría de esa gente que quiso enterrar a la Revolución y a los sandinistas y a las mujeres y hombres honestos, cristianos de nuestro país, no creen en Dios, no practican la fe y sus mandatos, porque el cristianismo nos manda a amarnos unos a otros, no a odiarnos ni a destruirnos, ni a secuestrarnos ni a torturarnos, mucho menos a desaparecernos”, manifestó.
La compañera Rosario Murillo refirió que durante el discurso del comandante Daniel, acompañaba en su memoria y corazón el dolor y el sufrimiento de tantas familias nicaragüenses que fueron acosadas por el odio, “por la perversidad, por diabólicas y satánicas intenciones contrarias completamente al amor, a las familias y al espíritu de fe y comunidad que prevalece en nuestro país”.
Recordó los días terribles cuando el odio quiso apoderarse de Nicaragua: “También recordaba con todo mi corazón el heroísmo del pueblo nicraguense, porque debo decir que cada hermano y hermana que nos alzamos con fe y con fuerza formidable de espíritu contra el odio, que no solo vencimos sino que logramos reinstaurar el amor que es lo que Dios manda, guerreros entonces del amor y de la luz”, afirmó.
La compañera Rosario Murillo agregó que la experiencia de esas semanas no se borrarán jamás.
“Pero como decía nuestro comandante, pensamos y sabemos todos que si la palabra venganza no tiene cabida, lo que sí tiene cabida para nosotros es saber que amor con amor se paga y que odio también con amor se paga, porque esa es la mejor respuesta, construir amor todos los días, esa es la respuesta, eso es lo que más les duele a quienes como hordas satánicas de odio y destrucción querían robarse este país para la criminalidad, para los narcotraficantes, para imponer un modelo socioeconómico de aplastamiento a los demás, de exclusión y de imposición contra el pobre y contra nuestros valores tradicionales”, afirmó.
Al respecto afirmó que se dio acompañamiento a la familia de Bismarck Martínez con la certeza de que su cuerpo iba a ser encontrado. “Porque encontrar lo que dejaron de su cuerpo físico era encontrar el símbolo de la restauración y del avivamiento de todo lo mejor que hay en mostros”, precisó.
La compañera Rosario reiteró que estos hechos no han sido condenados por todas aquellas voces en el orden religioso.
Cómo nos ha dolido la ausencia de condenas de quienes deberían estar en la delantera de la completa y total acusación a quienes destruyeron por un momento y por un tiempo la paz. Esa paz que estamos obligados, porque así queremos, porque queremos, porque lo necesitamos”, agregó.
La compañera Rosario Murillo también reflexionó que los nicaragüenses tienen la fortaleza infinita porque somos un pueblo de familia, valores, de convivencia y de solidaridad.
“Todo eso que creyeron que mataban y enterraban, ha renacido y renace con más fuerza todos los días en Nicaragua. La reconciliación no es decreto, es una práctica querida por nosotros. La necesitamos, ya la hemos vivido y hemos alcanzado los mejores resultados cuando nos encontramos, cuando nos reunimos, cuando conversamos, cuando nos comunicamos alrededor del bien común”, comentó.
Reiteró que en el pueblo está cada vez rescatar el espíritu de amor, paz y solidaridad para que “crezca, se fortalezca y sobre todo nuestros corazones sepan y valoren más cada día, que Nicaragua, es un país, que los nicaragüenses somos un pueblo especial, magnífico, porque somos un pueblo de Dios, familias que creen en Dios, que le invocan al amanecer y que agradecen al anochecer la vida”, afirmó.
En ese sentido comentó que estas no son aspiraciones, sino demandas que esperan que crezcan y multipliquen para “que vivamos en una patria, en un país cada vez mejor. Milagro de Dios”.
La compañera Rosario Murillo expresó a nombre de los compañeros que dieron su vida por la paz durante el “asalto demoníaco a la paz, en nombre de todos ellos, a nombre de todos ellos, cada día, fortalecemos nuestro compromiso y le pedimos a Dios más y más y más energías para trabajar, para satisfacer la demanda de una vida digna, solidaria, justa y cada día es un día más de victoria, un día más de triunfo, un día más de realización”.
Del mismo modo, afirmó que pedimos un día más para probarnos a nosotros mismos que somos capaces de vivir como hermanos “que somos capaces de elevar cada día más, el amor y la paz”.