Después de poner en contexto las etapas por las cuales ha tenido que transitar la revolución de 1979 hasta nuestros días y haber puesto en perspectiva los varios mensajes desprendidos de su 40 aniversario vale la pena conferir a la mística sandinista el lugar que le corresponde.
Traigo esto a colación porque la estupidez, que es la más alta expresión de la brutalidad, está siendo demasiadamente exagerada para exhibirse en la necedad que le caracteriza y por que la mayoría de los nicaragüenses condena y detesta actitudes que generalmente terminan asesinando el sentido común.
Cuando uno tiene ante sí a un adversario a enfrentar el peor error en el que se puede incurrir es negar la fortaleza que tiene, los atributos por los cuales otros lo admiran, su poder de convencimiento, su capacidad de atracción y hasta su carisma, porque cuando así se hace y para rematar no solo no lo reconocemos, sino que predomina la burla, incurrimos en la bestialidad.
Le decía a un amigo que se quejaba de que la miseria humana pretende disminuir la monstruosa concentración del 40 aniversario de la revolución sandinista este 19 de julio, desde la Plaza la fe hasta el Monumento a Hugo Chávez, que eso no era algo que valiera discutir con alguien, claramente perfilado como enemigo de la paz, sino que más bien había que tomar esa reacción como la evidencia del enorme poder muscular que se tuvo y que si en las redes sociales o mediáticamente se quiere cuestionar algo que es del tamaño del Coloso de Rodas, pues hay que dejarlo reducido a lo poca cosa que es.
Esta miseria humana de la que se queja el amigo, como todos los 19 de julio dicen, fue una concentración de empleados públicos llevados a la fuerza, pero que masoquistamente, digo yo, tuvieron que hacer filas para comprar en toda tienda o en cualquier parte camisetas con temas alegóricos al 40 aniversario y todo para que los supuestos obligados bailaran, brincaran, cantaran, gritaran e hicieran desde sus diferentes grupos una fiesta que irradió una mística religiosa que aquí solo tiene el Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Cuando fui parte de un partido político que de liberal tenía poco y de soberbio tiene mucho le decía a su dirigencia públicamente desde la radio difusión nacional que en vez de criticar la permanente movilización que siempre caracterizó al FSLN, lo que debía hacerse era emularlo, aprender de cómo los rojo y negros conmemoran sus gestas, tomar, aunque sea un poco de esa inmensa capacidad de resilencia para reinventarse todos los días, tener un espíritu de cuerpo a la distancia de una sola llamada y por encima de todas las cosas trabajar las 24 horas del día.
Les decía todo eso, cuando después de cada victoria que el FSLN obtenía, veían las quejas y los por qué de los resultados adversos; lo decía cuando aparecían las encuestas y muy lejos del Frente Sandinista, pintaba una mancha roja en la cola de las preferencias electorales y se los repetía con más insistencia cuando los llamados “demócratas” tenían que deshojar varias hojas del calendario para programar alguna actividad que les tomaba meses en organizar, lo que el FSLN organizaba en cuestión de horas para poner en la calle a cualquier cantidad de gente.
Por supuesto que el oposicionismo tiene lo suyo y logró mostrar en la manipulada marcha del 30 de mayo de 2018 a miles de miles de gentes en las calles, pero fue una única vez donde sentimientos manipulados por la mentira lograron cumplir con el objetivo financiado por Estados Unidos y fue tal aquella marcha, donde no faltaron los muertos provocados por la alianza cínica, que muchos llegaron a creer que esa sería la más grande de las marchas.
Sin embargo, como desagravio a esa mentira organizada y financiada por Estados Unidos, comenzaron, en aquel contexto, a repetirse todos los días las monstruosas, nutridas y kilométricas caminatas por la paz, que desde la Rotonda Jean Paul Genie, hasta la Avenida Bolívar, realizaba un sandinismo que pedía paz, que marchaba en paz y que cantaba a la paz y nunca requirió de paga alguna para expresar sus convicciones que eran admiradas porque en aquellas caminatas, de hasta más de diez kilómetros, iban combatientes históricos de la tercera o cuarta edad, discapacitados en sillas de rueda, muletas, andariveles, mujeres y niños que de lo único que se quejaban era del daño causado por otros al país.
Cuando yo miraba ese despliegue disciplinado y místico del sandinismo solo lo contrastaba con el interés de aquellos “demócratas” que cuando les decían hay que estar en tal actividad lo primero que preguntaban es; ¿Cuánto me vas a dar? y eso está vigente, no ha cambiado en ellos y esa es una debilidad que creo yo les es insalvable porque todo el esquema de pensamiento político que tienen está apegado a lo material.
El frente sandinista es grande no porque tiene un partido con recursos o porque tiene a una militancia que cotiza. Yo recuerdo que el PLC dentro de la sociedad política tuvo recursos y que sus miembros cotizaban, pero fue grande únicamente en la medida que logró estar en el poder lo que no sucedió con el FSLN cuando pasó 17 años en la llanura y siempre rebasando plazas y en cada una de sus fechas conmemorativas haciendo actos y marchas y en todo momento siendo noticia en Nicaragua y en el mundo lo que representa otro valor agregado de su fortaleza y que se corresponde con la gran cantidad de delegaciones internacionales que lo acompañaron este 19 de Julio en el 40 aniversario de su revolución.
Es sobrancero entonces molestarse o discutir por cosas tan vacías como son las brutalidades que las miserias humanas comentan en las redes sociales o en los espacios mediáticos que igualmente se auto engañan.
La plaza la fe y la avenida Bolívar si usted ve la toma aérea representa un pueblo dibujando un palo de golf que golpea la nariz de la miseria humana para enviarla lejos, pero muy lejos del corazón de los nicaragüenses. Esa es la realidad nutrida por una mística incuestionable e incomparable.
En esa plaza lo que vimos es la espontaneidad de un pueblo reconociendo las obligaciones de un buen gobierno. Reconociendo que ningún partido gobernante había hecho tanto por Nicaragua, que podrán decir cualquier cosa, pero ahí están los hospitales, las escuelas, la electrificación, las carreteras, las comunicaciones, los programas sociales, la solidaridad humana y todo desarrollo del que cada nicaragüense es un constructor porque aquí nos incluimos en el progreso los que queremos el progreso.
Esos necios que no ven más allá de sus narices y que creen que con cada estupidez que dicen están negando lo evidente, podrán seguramente auto convencerse de que ellos están en lo cierto, pero deben hacerse caso, porque la locura se apoderó de ellos y que bien que así sea porque al que por su gusto muere que lo entierren parado.
En lo que a la realidad corresponde el 2021 está a la vuelta de la esquina y el sandinismo preparado y energizado con la mística que le caracteriza, lo sabe y por eso organizado como está, solo afina la maquinaria para cobrar una factura electoral que como nunca antes tiene pendiente porque todo pinta que a ese oposicionismo y toda la maldad que encierra le espera la madre de todas las barridas.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.