La Silla Gestatoria era el Poltrón Pontificio que utilizado por los Papas Italianos servía para conducir, dentro de la misma basílica de San Pedro, a los Pontífices de turno en tanto estos fueron italianos y generalmente andaba sobre los hombros de las mejores familias Romanas.
Desde el Papado de Juan Pablo II esta práctica vaticana desapareció porque la feligresía católica lo observaba como un acto de soberbia del clero, independientemente de su rango y de humillación para quienes decidían cargarlo pues al fin y al cabo ni Jesús de Nazaret lo hizo y cuando por una sola vez así lo determinó fue cuando entró triunfante a Jerusalén, pero montado no en los hombros nadie sino sobre el lomo de una burrita que desde la narración bíblica representa la expresión más humilde de quien siendo Dios tomó la figura del hombre para servir al hombre, sabiéndose como lo que es, el más grande líder de la humanidad.
Esa imagen de los Papas en sus sillas gestatorias era chocante y fue algo que emularon Cardenales y Obispos en otros países mientras la feligresía en todos los tiempos siempre supo que en ellos no había una sola onza de humildad, que aquello era la representación de la opulencia contrastante con la opción preferencia por los pobres que siempre estuvieron en la llanura y a partir de ahí vinieron una serie de modificaciones en el protocolo vaticano, iniciado por el carismático Juan Pablo II, Karol Wojtyla, que no acabaron con la opulencia y los lujos en los rituales y atuendos del clero, pero al menos ya ese concepto de la divinidad, de creerse dioses, disminuyó, al menos disminuyó en algo, en lo que a forma se refiere pues tendríamos que preguntarnos en lo de fondo ¿Por qué la Iglesia tiene tantos tesoros en el Vaticano mientras hay tantos pobres en el mundo? Y lo mismo podríamos cuestionar desde nuestro paisito; ¿Por qué la Iglesia nicaragüense tiene tantos tesoros en su haber y algunos de sus obispos y sacerdotes están bien protegidos económicamente, mientras hay tantos compatriotas empobrecidos por la complicidad de la iglesia con algunos sectores que nos han saqueado?
Hago esta introducción al tema que quiero trasladar a ustedes, amigos de Detalles del Momento, porque me causó una muy mala impresión observar al más ambicioso de los obispos de la Conferencia Episcopal, Rolando Álvarez, sentado en su propia mecedora gestatoria halado por una carreta para presumir que él es diferente a los demás y que él debe lucir por encima de los otros cuando la verdad es que si pretende ser pastor debe caminar a la par de sus ovejas.
En las redes sociales circula viralmente la foto de Rolando Álvarez, Obispo de Matagalta, vestido de Blanco, a lo mejor viéndose en el Papa Móvil, como si fuese el Papa, montado sobre una carreta, aplastado en una mecedora rústica color amarillo y halado por un equino, saludando como todo un líder político –así se ve- para terminar en un púlpito haciendo lo que mejor hace destilar hiel, lanzar maldiciones, llamar al caos y al odio, repitiendo lo mismo que lo caracterizó desde el diálogo donde se lució como el ejecutor de las elucubraciones que en papelito le pasaba Silvio Báez y que bendecía a su paso por sus manos Leopoldo Brenes a quien no se le quita que los pobres feligreses le besen los pies.
Como en todas partes no todos somos buenos ni todos somos malos. La Iglesia Católica tiene de buenos y de malos y si de malos se trata los que están a la cabeza particularmente son Leopoldo Brenes que nos quiso engañar con ese su modito de hablar que parece no mata una mosca; Silvio Báez que ojalá se quede por mucho tiempo en el vaticano haciendo de las suyas y quien nos hizo observar la forma en que mata pulgas el Arzobispo de Managua; el tristemente célebre Juan Abelardo Mata, del que me dieron importantísimos detalles en mi reciente visita a Estelí y que en estos momentos estoy precisando porque son interesantísimas y por supuesto Rolando Álvarez, la criaturita de la Conferencia Episcopal que quiere sobresalir a como sea ante sus padrinos y quien ahora desde una Mecedora Gestatoria quiere que lo vean como el más bravo, como el más poderoso, como aquel que en la iglesia ocupa el lugar que mediáticamente tenía aquel Silvio Báez, que no ocultaba su irreverente irrespeto a la autoridad Papal cuando en su conferencia de prensa, antes de irse, admite que se lo llevan, pero reconociendo estar en contra de esa decisión solo para salir diciendo al final que el Papa se lo llama porque lo necesita.
El Papa realmente no necesita de un “Iluminati” como Silvio Báez. El creador de los tranques en la Conferencia Episcopal inmodestamente quiso decirnos que sin él Francisco no podría solo con el Vaticano y que por eso le rogó que se fuera. El Papa Francisco quien llegó al Vaticano para romper con un montón de absurdos protocolarios, que no aceptó anillos ni cruces de oro, que no quiso ponerse sandalias aterciopeladas y prefirió andar con sus zapatos viejos, que mandó a cambiar el fastuoso sillón desde el que preside los cónclaves cardenalicios en la Capilla Sixtina, que no permite que le besen las manos y menos que se le postren en los zapatos en señal de obediencia, se llevó a Báez porque este era una pared contra la paz de Nicaragua y mando a que se callaran el pico Leopoldo Brenes, Juan Abelardo Mata y por supuesto el imberbe de Rolando Álvarez que así como lo ven es un conspicuo conspirador en Matagalpa.
Uno se pregunta qué tipo de iglesia quieren proyectar estos obispos católicos si con sus acciones lo que hacen es meter en una profunda depresión a su feligresía que no es ajena a lo que sucede en su iglesia.
Las cabezas visibles del catolicismo hoy quieren argumentar que la apatía que ellos han causado a su feligresía no es otra cosa que la consecuencia de una campaña de odio del gobierno contra ellos y cuando esa expresión viene del cura Silvio Fonseca, que tiene sus negocios en el Reparto Las Brisas, uno se indigna por el lado de donde viene la mentira cuando asumen el papel de víctimas siendo los victimarios.
Lo que hicieron Leopoldo Brenes, Silvio Álvarez, Juan Abelardo Mata y Rolando Álvarez, junto a otros de su mismo club, como bandoleros de menor grado, está documentado, está en los videos y peor aún en sus actitudes que son mucho más evidentes porque a lo que ellos llaman amor es en realidad odio, a lo que ellos llaman paz desde su entender es guerra, a lo que dicen es vida para ellos es muerte y de la misma manera cuando blasfemamente ellos invocan el nombre de Dios se refieren a la oscuridad, a la conspiración, a los espíritus de maldad que martajan las carnes de aquellos que viven estresados por los enormes contra sentidos de ver los templos de oración usados como cuarteles por delincuentes que no dan la cara.
Encima de todo esto aparece en el escenario el tristemente célebre Rolando Álvarez, reeditando imágenes que ya no pintan en el mundo, que son parte de la historia ensoberbecida de la iglesia católica que por ser indignante y aborrecible fueron extintas del protocolo vaticano.
Si Rolando Álvarez quería suponer ser un Jesús de Nazaret cargado en medio de palmas y multitudes, no lo logró. Por el contrario, ofreció un espectáculo bochornoso lejos de la humildad que debe caracterizar a cualquier profesional de la fe, independientemente de la religión que represente.
Si Rolando Álvarez quería venderse como un político carismático para que lo perciban como el poder matagalpino desde la diócesis de Matagalpa, no lo logró porque si ese departamento quiere paz, entonces el discurso de odio que desde el púlpito vomita dominicalmente está fuera de lugar y en contra de los valores de una ciudad que ha dejado vacías las bancas de las iglesias católicas en la Perla del Septentrión.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.
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