Hacer el amor con una misma es uno de los secretos femeninos más inconfesables.
Las necesidades fisiológicas y el apetito sexual pueden hacerse evidentes en nuestro cuerpo mediante una serie de síntomas que reflejan el deseo de sentir contacto sexual y vivir experiencias excitantes.
La terapeuta sexual estadounidense Betty Dodson expresa: “Desde la infancia hasta la madurez, la masturbación le produce a la mujer un sentimiento de vergüenza y culpabilidad“.
No debería sorprendernos este fenómeno, frente a la veda femenina, “el varón lleva jugando con sus genitales externos desde que era un feto, midiendo sus erecciones, estimulando selectivamente el pene con fines placenteros o como simple higiene con la aprobación social, y bajo el único límite de la intimidad.
Sin duda para muchos la masturbación es la verdadera iniciación sexual para la gran mayoría de las mujeres. Casi todas siguen haciéndolo en la edad adulta por una razón muy simple: con ninguna otra práctica sexual se alcanza un 96% de probabilidades de llegar al clímax .Además biológicamente, el glande y el clítoris son estructuras análogas y se excitan y se estimulan de la misma manera.
La mayoría de las mujeres tienen su primer contacto con el placer en la infancia, explorando su clítoris. Cuando la niña comienza a masturbarse ignora hasta qué punto actúa como las demás. La mujer aprende a llegar al orgasmo masturbándose y solo después empieza a disfrutar del sexo con su pareja. El autoerotismo le permite conocer mejor su cuerpo y reconciliarse con ella misma.