Opinión | Portada
febrero 18, 2020

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Detalles del Momento: Simplemente insoportables

Yo estoy en lo que estoy, pertenezco a una alianza política desde el Movimiento Liberal Constitucionalista Independiente, MLCI que encabeza el Frente Sandinista de Liberación Nacional a quien percibo lleno del más noble y sincero propósito por ver a éste país próspero y desarrollado y continuaré aportando a la construcción de ese sueño porque eso es más cristiano que destruir y que sembrar odio.

Igualmente estoy seguro que la inmensa mayoría de los nicaragüenses que no son masoquistas, que saben de su historia, que aman y quiere la paz, están en la misma frecuencia y no quiere que su futuro se vuelva a trancar como lo hizo un grupo de malos y perversos hijos de este país que únicamente por ambiciones personales, que ni siquiera actuaron porque tuvieran un propósito, aunque fuera equivocado, sino que obedecieron a quienes, con tal de asaltar el poder, nos tienen en la Nicaragua que tenemos que es muy distinta a la que habitábamos antes de los funestos acontecimientos del 18 de abril de 2018.

A mí francamente ni fu ni fa que existan quienes adversen a éste gobierno porque tienen todititito el derecho a tener otras opciones y no los critico por eso, pero sí tengo una posición de rechazo a las actitudes que asumen contra todos aquellos que pensamos diferente, porque eso niega lo demócratas que dicen ser, los ubica claramente en la acera de la intolerancia, los pinta al desnudo como violadores del derecho de los demás y por supuesto de la paz ajena.

Aquí el país está polarizado y esa verdad significa que hay una línea de pensamiento de este lado y otra de aquel, pero eso no es igual que el polo positivo tenga la misma energía que el negativo, es decir, aunque usted piensa de una manera diferente a la mía no significa que exista una nación partido en dos. Dicho de otra forma, aquí hay una inmensa mayoría del lado positivo y una ínfima minoría del lado negativo donde los más han sido extraordinariamente condescendientes con aquellos que siendo menos se sienten únicamente poderosos porque cuentan con el descarado financiamiento de un imperio que no se cansa de fracasar.

Las miserias humanas, porque a ese nivel está la línea descerebrada de sus pensamientos, son menos que una tragi comedia barata y comienzan a convertirse en bichos insoportables que la población comienza a repudiar espontáneamente donde se los encuentre porque no hay forma que entiendan que absolutamente nada les ha funcionado y porque la actitud violenta y el lenguaje violentó que asumen sino fue bueno ayer no les va a ser bueno nunca, ni hoy ni mañana.

Para empezar la más alta falacia es que digan que son nicaragüenses porque en realidad, aunque son pata chorreada y chinela de gancho quieren sentirse y actuar como ciudadanos estadounidenses y de ahí su actitud rastrera y entreguista con el imperio; Ellos no son demócratas ni nada que se les parezca y lo más cercano a esa monumental mentira es que son vividores de la política, vagos profesionales que no saben hacer nada que no sea perturbar la paz de los demás; Ellos no son los valientes que dicen ser pero sí de esos que hincan la yegua y cuando el animal les pega la potranca les pega la patada salen llorando a poner quejas de lo mal tratado que fueron.

El pueblo de Nicaragua ha sido más que generoso, pero eso se está acabando y lo vemos con más frecuencia cuando esa obsesión por destruir al país rebasa la paciencia del ciudadano de abajo, del que fue víctima porque está desempleado, del que sabe quién hace aquí esfuerzos por enderezar nuevamente al país y quien por seguir hundiéndolo.

Ya se está volviendo cotidiano que la gente, cuando detecta a un zángano de esos que dice que aquí nada está normal, disfrutando y gastando a manos llenas los dólares que les pagan por destruir al país en discotecas, en restaurantes y cantinas, saquen sus celulares los graben y hasta los encaren como le pasó a Juancho Chamorro disfrutando del Yate que metió exonerado al país con el cuento de qué haría con él exploraciones lacustres en el entorno de su lujosa mansión en las Isletas de Granada o cuando aquel humilde vende helado, respondiendo a los insultos y vulgaridades del sangre azul en Metrocentro le dijo que “come caca y traidor” era él; ya se está volviendo frecuente que lo mismo pase cuando los que maldicen los beneficios y servicios que este gobierno brinda a la población, como el tal Lester Alemán, van cínicamente y hacen uso de ellos aduciendo que ese es un derecho que tiene, pero que francamente no le encaja porque el tipejo éste, que de hombre lo único que tiene es la voz, era de los que mandó a quemar y saquear centros de salud cuando en la orgía pirómana desprendida del 18 de abril de 2018 era uno de los principales cabecillas de aquel golpe por el que tuvo posteriormente que irse a lavar inodoros al imperio y regresar después bajo la amnistía que la “dictadura” le otorgó.

Ya se está volviendo frecuente que humildes ciudadanos, pero conscientes de la realidad política que vive el país, le digan sus cuatro verdades a quienes como la Violeta Granera quieren venirnos a hablar de honestidad cuando es una corrupta de marca mayor, una oportunista, que todo el tiempo vivió de la política, que jamás conoció un trabajo que le enseñara lo que es el sacrificio efectivo y por lo mismo pretende consagrarse como una lideresa cuyo perfil no encaje en ninguna parte porque donde ha estado todo ha quedado desmantelado y fragmentado y de ahí que sus mismos le digan la anti motín porque es experta en dispersar.

Por eso mismo a esos chavalitos bien parecidos, bien vestiditos, de manos sedosas, a los que la politiquería los tira al frente como carne de cañón y que quieren lucir su ignorancia ante las cámaras preguntando a la gente de pueblo que si no ve en un policía a un guardia reciben por respuesta, como tiro al codillo, y vos que sabes de la guardia si eres un trasero vaciado.

Por eso mismo las redes sociales se llenan con las fotos de Michael Healy empinándose una chela o lanzándose una pescuezona de Juancito El Caminante, mientras sostienen que el país no está normal o lo sacan con los ojos chibiriscos desnudando a una puberta mientras sale de una tienda de licores en su ruta a su casa veraniega; Por eso mismo las redes sociales repiten y repiten lo dicho por José Pallais cuando en un acto impresionante de bestialidad política expresó que eso del respeto a la soberanía del país era ridículo, que eso no calzaba en tiempos modernos como estos, como quien dice aquí sus amos gringos pueden hacer y deshacer como perros en su casa y pueden poner la música que quieren porque de todas formas son los que a ellos les ponen la plata.

Por eso mismo es fácil comprender la grita, el clamor de la gente, en este caso de los aficionados al béisbol, demandar con más frecuencia y con más fuerza que ese bello y nuevo estadio del juego perfecto, que es nuestro nuevo coloso nacional, ya no se llame como se llama, que se quite el nombre de ese mal agradecido, de ese vende patria que anda pidiendo sanciones y agresiones contra Nicaragua y que se le ponga cualquier otro, porque para eso hay muchísimas propuestas.

Esta gente es insoportablemente tóxica, son la irresponsabilidad personificada. Son destructores profesionales y conspiradores conspicuos contra la paz y lo son tanto que ni entre ellos se soportan. Hay quienes que por razones de pesos y centavos les hacen comparsas mediáticamente hablando, pero ni estos les hacen el menor favor porque saben que eso de unidad, de tolerancia, de democracia, de propuestas, de organización son palabras que no existen en el diccionario de los vividores porque todas las esperanzas de asalto al botín que les representa el erario público, la tienen depositada en el mismo imperio que ya se hartó de tanta estafa y tanta mentira porque se siente metido en una aventura que lo empantanó.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.


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