Como la inmensa mayoría de los nicaragüenses, de eso no me cabe la menor duda, me he llenado de una profunda indignación en los últimos días al extremo de haberme aflorado la tentación de responder con furia a cada estupidez que no solo en las redes sociales abunda y donde la cobardía siempre hace su agosto tras perfiles que son tan falsos como sus propias mentiras, sino que también a esos medios que como La Corporación, Canal 10, 12, 14 y el partido de papel, La Prensa, francamente ya son para el país un problema de seguridad nacional.
Cuando uno aborda cualquier tema para trasladarlo al dominio público de lo primero que se debe estar consciente es que el primero en ser escudriñado es uno mismo, ni siquiera es el tema, porque dependiendo del autor o la fuente quien nos lee, nos escucha o nos ve, determina si el análisis vale la pena para ser considerado para ilustración de quien busca información.
Hay una ofensiva masiva desde esas redes internáuticas, que de sociales no tienen absolutamente nada y desde medios abiertos claramente financiados por la embajada americana, -porque no me vengan a decir a mí, que conozco como funciona esto, que con lo que pautan sobreviven empresarialmente- a “huevo” o pretendiéndonos abrir la cabeza con un hacha para meternos sus heces, quieren hacernos ver que aquí en Nicaragua la pandemia está peor que en el imperio y lo hacen porque muchos de los pitonisos que sobran en esa acera, se atrevieron a decir que por estos días andaríamos por los 23 mil muertos y 238 mil infectados y a eso los terroristas mediáticos le dieron una valides criminal.
Es fácil entender la hiperbólica bestialidad de quien dejándose llevar por la politiquería, tal es el caso de esos cerebros deformados, esgrimen como arma el odio y la mentira para confundir, desde absurdos ridículos, a quienes puedan ser manipulados por tanta falsedad que publican y lo hacen porque con eso creen dañar al Presidente Daniel Ortega, a su gobierno y a su partido, porque el problema para estas miserias humanas es que no tienen ni argumentos ni razones.
Debo asumir claramente que el propósito de tanta falsedad y basura que publican ahora, por supuesto desde un contexto que les es sumamente adverso, es reeditar condiciones que los traslade a abril de 2018 cuando se trajeron al suelo al país y cuando se sintieron muy cerca, según ellos, de acariciar el poder. De la misma manera sé que van a estar soldados a esos tristes episodios de odio y sangre que promovieron y de los cuales siempre serán culpables, pero independientemente de eso y del odio que los motive, lo que está más claro es que la bestialidad de estas cosas no tiene límite porque es tal su grado de ceguera que la desesperación los lleva a tirar al saco y rajo y los conduce a un solo rumbo al mismo abismo donde no paran de caer.
La coherencia, la utilidad y el fin son ingredientes importantes que debe percibir toda persona a la que queramos llegar con un mensaje y si estos elementos no están en la sustancia del mensaje qué deseamos dejar entonces este se vuelve estéril más cuando el fondo es una monumental mentira que nadie compra, que nadie quiere y que la naturaleza humana, cuando es de bien, rechaza.
La verdad y la mentira tienen su peso específico. La verdad es un valor positivo, la mentira es un tóxico destructivo y aunque la verdad sea un valor positivo, amerita analizar qué tan conveniente sea decirla en algún momento, porque desde un polo muy diferente ventilarla puede causar daño y si por el lado de la verdad es así imagínense ahora el efecto devastador que causa la mentira cuando se volita de la boca al labio.
Imagínense que muchas veces decir la verdad se vuelve ofensivo porque esta duele, aunque una máxima universal nos diga que ella nos hace libres, pero entonces analicemos lo que debe representar decir tantas mentiras, tantas infamias sobre la dignidad de las personas, sobre las familias, sobre segmentos sociales o sobre el país y su destino.
Yo francamente manejo verdades guardadas en mi banco memórico y siempre valoro si decirlas vale realmente la pena. Si esta va a ser conveniente para el país la suelto, pero lo que no voy a ser nunca es mentir porque la mentira es en gran medida el rostro del fracaso cuando nunca te asistió la razón como fundamento de convencimiento.
Puedo entender que desde un montón de perfiles falsos cobardes que no dan la cara digan barbaridades de las personas y de las instituciones y se conviertan en terroristas de la mentira, pero no puedo digerir y por más que lo intento me es imposible, que supuestos periodistas, estúpidamente junto a sus jefes, porque si de algo estoy seguro es que no actúan ni solos, es que a cambio de la plata que reciben mensualmente del imperio por destruir Nicaragua, piensen que esto les va a durar para siempre porque va a llegar el momento y está muy cerca que los gringos van a tener que soltar y dejar ir la relación nefasta que se impusieron con nuestro país y lo van a hacer porque aquí, tanto la élite oposicionista como sus voceros y marionetas, no producen más que cuitas de bueyes leoneses, es decir gigantescas plastas de heces que al final los embarra y baña y pringa únicamente a ellos.
Estas miserias humanas pretenden desde sus absurdas mentiras debilitar nuestro sistema inmunológico porque para esos que quieren ver rebasado nuestro sistema de salud el terreno fértil para que la pandemia haga de las suyas es inoculándonos el miedo, el terror y el espanto.
Si usted se deja atrapar por la mentira es porque quiere y porque se volvió masoquista. Si usted está en una red social y ve que un salvaje hace gala de lo absurdo y dice cualquier estupidez, ni se ponga a discutir con él ni redistribuya su falacia a otros con el pretendido de ponerlo en evidencia porque entonces usted se convierte en ese momento en colaborador de la mentira y cayó en el juego del enemigo.
Si usted sabe dónde está el veneno para que ir a él. Si usted es una persona de paz, gente de bien, ciudadano que construye y que ama inmensamente a su país para qué escucha Radio Corporación, para que ve Canal 10, el 12 o el 14, para que se pone a ver programas en YouTube que huelen a caca, para qué lee la Prensa si sabe que es un periódico de papel, para qué poner atención a todos esos medios por donde desfilan falsos religiosos, empresarios, campesinos, universitarios y políticos que por querer únicamente el poder ya no les importa haber perdido la vergüenza porque esta para ellos vale mucho menos que el encargo pagado que les hace la embajada norteamericana por hacer desaparecer la democracia en nuestro país.
Mucha de esta gentuza vividora de la mentira, que como dije antes son un problema para la seguridad del país, desde mi punto de vista debería estar presa o en el menor de los casos demandadas por injurias y calumnias ante los tribunales comunes. Aquí todos los días, aparte de lo que en la coyuntura se dice del Coronavirus, un montón de animales te hablan de miles de desaparecidos, de asesinados por el ejército, de ejecuciones masivas contra opositores y aunque esos tapazos dañan la imagen del país, al final todas esas “victimas” son en realidad fantasmas porque no tienen ni esposas, ni hijos, ni madres ni padres que los reclamen y menos aún que existan denuncias de esas supuestas ejecuciones en las tales comisiones de los derechos humanos que también son parte de este concierto diabólico de mentiras.
Yo comprendo que el gobierno de Nicaragua tiene que actuar con mucha sabiduría para tratar todos estos casos. Desde que todo esto empezó hay que reconocer que los niveles de tolerancia de quienes deciden en este país, el Presidente Daniel Ortega, la vicepresidenta Rosario Murillo y el partido que los llevó al poder merecerían sin duda alguna una postulación para el Premio Nobel de la Paz porque todo el tiempo, desde posiciones muy dignas y claras, han respondido a la guerra con el olivo de paz y al odio con amor a pesar de la característica criminal de quienes no cesan en su afán de tocar los huevos al tigre y de provocarlo y de retarlo, minimizando e ignorando temerariamente de donde viene y de qué está hecho un sandinismo que desde su experiencia histórica supo enfrentar y conjurar aquella perversidad de abril de 2018.
Sin embargo, en el ámbito estrictamente ciudadano, los nicaragüenses que nos sintamos afectados, ofendidos, calumniados, difamados y amenazados sí estamos con las manos libres para llevar a los tribunales comunes para enjuiciar y hasta encarcelar, si así lo permitiera el delito, a quienes jueguen con nuestra honra y nuestra integridad. A mí políticamente pueden decirme lo que quieran, al fin y al cabo, soy una figura pública, pero tengan cuidado aquellos que desde una identidad constatable afecten mi honra porque yo sí, para establecer un precedente si alguien no lo hace antes, los llevaría a la justicia.
Toda esta campaña de mentira tiene éxito en la medida que usted sea parte de ella por acción, aunque sin intención. ¿Cómo lo hace? Oyendo emisoras que predican el odio, viendo canales que predican el crimen, leyendo a un partido de papel que destila veneno o discutiendo con la brutalidad en las redes sociales cuando lo que tiene que hacer es reportar al terrorista o al mentiroso ante Facebook como usuario que hace del odio su lenguaje común e inmediatamente bloquearlo. Si usted hace eso dejará al terrorista predicando en el desierto para que sea oído únicamente por alacranes, serpientes o bichos de su propia especie.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.
Por: Moisés Absalón Pastora.