Opinión
mayo 14, 2020

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¿Y La Contribución del Gran Capital?

Yo creo en la iniciativa privada, yo creo en la empresa privada porque tiene un peso determinante en la creación de la riqueza, a la que veo como un propósito social y no como un fin de enriquecimiento y menos cuando este se alcanza desde la espalda llagada de los trabajadores.

Nadie que pretenda el desarrollo económico de un país, como vía para dignificar y humanizar la vida de los que menos tienen, puede lanzarse contra la empresa privada. Con toda legitimidad puedes tomar distancia, y considerable distancia si quieres, de las posiciones políticas, que alejadas de la verdadera misión empresarial, han asumido algunos cabecillas que, desde el COSEP, hasta se involucraron en actos terroristas hace dos años, pero de eso a minimizar el peso específico que tiene el sector empresarial y privado en la economía del país, eso es otra cosa y francamente no debemos caer en eso.

La vida de todos los seres humanos está llena de elementos hechos por la empresa privada y por aire, mar y tierra hablamos de un universo inmenso de naves, vehículos, comunicaciones, casas de habitación, residenciales, metrópolis, aeropuertos, aviones, barcos, carreteras, puentes, hoteles, rascacielos, comida, restaurantes, estadios, centros turísticos y así tantas cosas que palpamos y disfrutamos que surgen de la empresa privada, pero atención no relacionemos la empresa privada sin la participación de los trabajadores porque son los trabajadores los que producen la riqueza pues los empresarios lo que hacen es poner el capital y la dirección.

Pero además de la empresa privada y los trabajadores hay un tercer elemento que en la creación de la riqueza juega un papel importante y es un gobierno con visión social como el que existe en Nicaragua, que consecuente con ello elevó a rango constitucional la relación empresa-trabajadores-estado para viabilizar el crecimiento económico y armonizar políticas que depusieran los estériles choques de clases y crearan la estabilidad necesaria para empleadores y trabajadores.

Esta política del gobierno de Nicaragua, Presidido por José Daniel Ortega Saavedra y la vicepresidenta Rosario Murillo, es un modelo muy exitoso que muchos países en Latinoamérica elogian, conscientes de su inaplicabilidad en sus naciones, porque hacerlo efectivo no fue producto de una ley que solo se mandó a la asamblea nacional donde el sandinismo tiene una inmensa mayoría, sino que fue producto de una voluntad política que antes que todo la hizo posible no imponiéndola sino sugiriéndola y negociándola con las partes o sea entre los empresarios y los trabajadores. Al constitucionalizar esta alianza tripartita el gobierno no solo confirió a la empresa privada el valor que verdaderamente tiene, sino que también interpretó que indisolublemente, parte intrínseca de ella, es el trabajador y esa fórmula es, de acuerdo a los resultados, un engranaje aceitado que genera muchas divisas, muchas ganancias y que funcionó a la perfección y hasta con caritas alegres para ese gran capital que desde el 2007, hasta hace dos años, tuvo tantas ganancias que terminó repugnando aquella declaración de José Aguerri cuando dijo que se habían equivocado.

Es curioso que “El Chano”, a instancias de sus jefes en el gran capital se haya equivocado durante tanto tiempo porque fueron 11 años de bonanza y de poder porque el todavía sempiterno presidente del COSEP co-gobernaba y mandaba. Tristemente la luna de miel terminó porque el diablo, la embajada americana que tenía otros intereses, se metió en medio para financiar y ordenar la oleada terrorista que ya todos conocemos.

Por supuesto qué porque el COSEP decidió tomar su camino, traicionar a Nicaragua e irse con el invasor, con el agresor, con el yanqui que nos odia y con quien ahora se revuelca e involucrarse con el terrorismo, eso jamás representó el fracaso del modelo tripartito, porque entonces la nación también recompuso su vida, se sacudió las alimañas que la atormentaban, que la golpeaban y la sangraban y se tomó de la mano con las pequeñas y medianas empresas, con las CONIMIPYME que son las más y las que verdaderamente mueven la economía, la que tiene la riqueza laboral, la que emprende, la que tiene un alto interés social y no la codicia pintada en el alma que sí tiene el gran capital.

Pero bueno este gran capital donde están los que nos matan con el guaro que producen, donde están los banqueros que no nos perdonan una cuota vencida sobre la que montan intereses leoninos, donde están los más glamorosos y azulados apellidos, después de haber ganado a manos llenas, de dejarse tentar por el demonio imperialista, de ser parte de la oleada terrorista, y haber dicho cínicamente que se habían equivocado después de doce años de ganar y ganar y de que la economía no era importante sino derrocar por la vía de un golpe de estado al Presidente constitucionalmente electo de Nicaragua, José Daniel Ortega Saavedra, ahora insistentemente a través de comunicados, de conferencias de prensa y de entrevistas en decirle al gobierno, en términos imperativos lo debe hacer, pero además lo que les debe dar.

No se imaginan ustedes todo lo que piden. Ellos no solo quieren las exoneraciones que tienen, sino que quieren más. Ellos no solo no quieren pagar los impuestos que deben, sino que quieren que a la medida de sus intereses se haga una nueva reforma tributaria donde ya no se les cobre más.

Desgraciadamente siempre el que más tiene querrá más, pero felizmente eso es solo un querer porque al que hay que darle es al que menos tiene y por eso es que me sigo preguntando sobre la contribución del gran capital en tiempos de pandemia pues como hay una frasecita que habla de la “Responsabilidad Social Empresarial” yo asumo que desde esta el “Gran Capital” tiene un compromiso con la sociedad que comienza por sus trabajadores y por sus clientes.

En el papel se dice que la Responsabilidad Social Empresarial es la contribución al desarrollo humano sostenible, a través del compromiso y la confianza de la empresa hacia sus empleados y las familias de éstos, hacia la sociedad en general.

El objetivo principal de la responsabilidad social empresarial es que el impacto positivo que causan estas prácticas en la sociedad se traduzca en una mayor competitividad y sostenibilidad para las empresas. Así, ser responsable socialmente generará automáticamente más productividad, puesto que una mejora en las condiciones para los trabajadores optimizará también su eficacia.

¿Eso suena bien, pero si en tiempos de normalidad el trabajador ya te decía que todo eso era papel mojado entonces que es en tiempos de pandemia?

Hasta ahora el COSEP que se trajo al suelo la economía del país cuando se metió de cabeza en los actos terroristas del 2018 y que veníamos con mucha voluntad y tolerancia recuperando hasta que a comienzo de este 2020 apareció el COVID-19 solo se ha dedicado a dictar el quehacer y pedir y pedir para ellos, pero en ninguna parte se le oye decir vamos a dar.

Pregunto:

¿Los del COSEP están dispuestos a sugerir a sus trabajadores se encuarentenen con todos sus beneficios pagos?

¿Además del pago salarial, les mantendrían sus vacaciones intocables, sus días feriados y el pago del agua y la luz que consuman en sus hogares desde done trabajarían algunos?

¿Actualmente están dando a sus trabajadores mascarillas para que se protejan?
¿Están protegiendo con la indumentaria correcta a los trabajadores que se desempeñan en algunos ramos específicos del sector industrial omédico?

¿Los Pellas estarán dispuestos a donar Alcohol para los hospitales públicos?

Los costos de las pruebas de COVID-19 bajaran en el Hospital Vivian Pellas de los U$ 600 dólares, pues por ellos hasta la Vilma Núñez pegó el brinco.

¿Para no exponer a los trabajadores a que se arriesguen a un contagio les están garantizando el transporte hasta la puerta de sus casas?

Pudiera tener más inquietudes, pero formulo apenas estas y como una pequeña muestra porque ellos le exigen esto mismo al gobierno, como si fuera el gobierno únicamente el responsable de luchar contra esta peste y lo hago también para que todos tomemos conciencia de esto es un asunto de todos y que es muy fácil estar demandando de otros lo que por uno mismo no se hace para ayudar al más débil y al que más lo requiere.

Cuando se hizo la primera rotonda de la Centroamérica antes de la actual, que está montada sobre su paso a desnivel, se colocó una inmensa roca de basalto de 10 toneladas, que está aún en el mismo lugar, y que hace leer una frase del desaparecido Don Roberto Terán Balladares que decía “, , , que los gobernante tengan compasión por la nación”, y la abrazo en su totalidad, pero viniendo de él, que fue presidente del COSEP de 1999 al 2001 le hizo falta agregar, , , “y los empresarios también”.

Lo digo porque un empresario cuando se mete a político hace lo que Donald Trump a Estados Unidos la supuesta catedral de la democracia que hoy se cae a pedazos no solo por la pandemia sino por la falta de humanidad que le confiscó el capitalismo salvaje.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.

Por: Moisés Absalón Pastora.

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