La política por encima de lo imposible es lo posible y en consecuencia es algo muchas veces difícil de entender porque en ella la matemática es imperfecta tanto que 2 más 2 puede ser igual a 5, que los ríos se devuelvan, que las derrotas se conviertan en sublimes victorias.
La política es una ciencia muy compleja, es un campo minado porque requiere de mucha sabiduría, de mucho archivo histórico y memórico para aprender de los errores, de mucha escucha y olfato para determinar e intuir, pero sobre todo de mucho cálculo en el tiempo para tener a vista muchos escenarios simultáneos que construyan un fin para alcanzar un objetivo que por supuesto tiene que ser en favor inequívocamente de las grandes mayorías, del pueblo mismo, porque al final es que va a determinar si realmente hiciste política y en consecuencia te graduaste de político.
Lo contrario a la política es la politiquería porque esta es la marca que distingue a algunos que falsamente y solo como mampara se venden como líderes, pero con una tendencia natural a la perversidad que busca usar al pueblo, a las grandes mayorías, única y exclusivamente para el beneficio personal y todo para que al final termine ennegrecido por un enorme telón de corrupción que convierte en víctima a la ciencia política propiamente dicha pues no son pocos los que terminan creyendo que el político y el politiquero son los mismos, concepto tristemente injusto.
En un mundo ideal las naciones deberían ser gobernadas por personas justas, preparadas y con vocación de servicio a su pueblo, pero el mundo real hay para todos los gustos. Hay personas sinceras y manipuladoras, hay gente con vocación o sin ella, hay individuos con inclinaciones totalitarias o con espíritu democrático, es decir hay de topo, pero lo que determina al final quien es quien no es lo que dice o que presume ser, sino sus acciones, sus resultados y eso es algo tan inocultable como un catarro, una renquera o un embarazo porque simplemente está a vista.
La politiquería no es un fenómeno exclusivo del presente, pues de alguna manera siempre han existido cabecillas y vivianes con inclinaciones perversas que se disfrazan de políticos y en Nicaragua la lista es grande y sus nombres han sido los mismos desde hace más de medio siglo y aunque solo se han ido depurando por efecto del proceso final de la vida misma, que es la misma muerte, hay otros dinosaurios que aún quedan y que insisten, a pesar que en el pasado nunca hicieron nada en tanto fueron gobierno, además gobiernos corruptos e ineficientes, en seguir haciendo de la politiquería un medio de vida, además holgado y suntuoso que indigna porque estafan a sus proveedores y financistas a nombre del pueblo de Nicaragua.
Hacer política es construir, es responder con soluciones, es crear condiciones, es generar consensos, es sumar, multiplicar, es un arte vocacional muy distinto a la voracidad delictiva de quienes usan la mentira y la manipulación para alcanzar posiciones que los ponga en línea de algún presupuesto o de cuotas de poder para vivir de las mayorías usando discursos de falsos salvadores.
Habiendo definido a groso modo la diferencia entre el político y el politiquero, aunque hay mucho más que decir sobre el tema, debo afirmar que hay algo más degenerado que el politiquero mismo y ese es el mercenario.
Un mercenario es un sujeto que realiza por otro, o sea por encargo, una tarea o una misión a cambio de dinero, entre más grande el monto mejor, pero eso al final no es lo importante porque hay quienes lo hacen por bagatelas. El mercenario es quien percibe una paga a cambio de lo que hace que en su caso no importa contra quien sea ni que condición o particularidad tenga su objetivo, porque lo único que interesa al mercenario es su paga, puede lanzarse contra ser la mejor persona del mundo o el mejor país del mundo, si a él le pagan va contra todo lo aquel o aquello que le pongan en frente.
El mercenario a cambio de dinero, combate a favor de un poder extranjero que es quien generalmente le paga. Puede considerarse que un mercenario ingresa en una guerra por su afán de lucro, y no por motivos ideológicos o éticos, eso no está en su radar ni interés.
El mercenario no está comprometido con el bando para el que lucha. Su único objetivo es obtener un beneficio personal. Es un asesino a sueldo, un sicario que hoy mata y destruye aquí y mañana hace lo mismo allá siempre a cambio de la paga, pero nunca ni por el más mínimo sentimiento de causa porque lo suyo es ejecutar y aquí hay quienes desde el rol de la politiquería hacen muy bien su papel de mercenarios.
Centro mi comentario editorial en la “Danza de los Millones” porque que desde que el periodista Willian Grisby en su programa “Sin Fronteras” de Radio La Primerísima hizo público un desglose de la millonada de dólares que aun siguen bailando el son que les ponga Mr Kevin Sullivan, Embajador de Estados Unidos en Nicaragua, en las redes sociales esto se viralizó y no es una especie para nada especulativa porque ellos, las cabezas del fracasado oposicionismo, desde hace rato, enfrentados por la pugna de la tajada que cada quien cree tener derecho a tener, han ventilado hasta en los medios que les apoyan y que también reciben lo suyo, el fruto del pecado que hoy los exhibe.
Estados Unidos a través de la USAID, directamente desde la Casa Blanca, algunos países de Europa y Organismos No Gubernamentales al servicio del imperio se han destapado descaradamente con patrocinios financieros que desde el 2009 vienen soltando plata a granel con la cual ejecutaron el fallido golpe de estado de 2018 y con los cuales, aún siguen repartiéndose con la cuchara grande para vivir palaciegamente un alto status de vagancia porque ninguno de esos que se auto proclaman “salvadores de la patria” saben el significado de lo que es el trabajo.
Hoy está en la palestra el mágico efecto Alka Seltzer de 20 millones de dólares, pero a confesión de partes, antes estuvieron 13 y 17 millones, lo que al final nos determina que estamos hablando de 40 millones cuya casi totalidad fue a para a los bolsillos de vivianes muy conocidos que repartieron algunas migajas entre tontos útiles que les creyeron el cuento en algún momento, pero que comenzaron a desgranarse una vez que conocieron la verdad cruda de estos criminales y terroristas que intelectualmente bañaron de sangre y destruyeron la Nicaragua de antes del 2018.
Así se repartieron los casi 20 millones de dólares para el golpe de estado fallido del 2018 botín que motiva el asesinato colectivo entre un oposicionismo que reclama el derecho a tener mucho más de la tajada que les asignaron para destruir al país.
• Hagamos Democracia U$ 801,390
• Fundación Violeta Chamorro U$ 601,220
• IEEPP U$ 2 millones 100, 000
• CINCO U$ 3 millones 250,000
• Alianza Cínica U$ 213,000
• Movimiento de Mujeres U$ 155,000
• Etica y Transparencia uu$ 1 millón 50,000
• Soy Humano U$ 222,000
• Grupo Care U$ 1 millón 410,000
• ANPDH U$ 260,000
• CPDH U$ 2 millones 12,000
• CENIDH U$ 1 millón 10,000
• Colectivo de derechos humanos U$ 248,000
• FUNIDES U$ 255,000
• UCA U$ 43,260
• INCAE U$ 100,000
• Popol-Nah U$ 207,162
• Movimiento Campesino U$ 240,000
• Movimiento por nicaragua U$ 800,000
• Organizaciones politicas U$ 163,000
• Fundación Arias-Oscar Arias U$ 210,000
En esta lista faltan más de 3 millones de dólares también denunciados por Shopia Lacayo como robados entre el mismo oposicionismo y lo que al final es lo que verdaderamente los divide porque en esos que hirieron profundamente al país no hay convicciones, no hay principios, no hay mística. Todo lo que hicieron fue y sigue siendo por amor al dinero, por su único y exclusivo bienestar.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.
Por: Moisés Absalón Pastora