Se cumplen 41 años de la Revolución Sandinista; la revolución que marcó la vida de millones de personas en Nicaragua y más allá de sus fronteras; la revolución que puso fin a una de las más sanguinarias dictaduras de nuestra América Latina. Aquel 19 de julio de 1979; cuando las fuerzas guerrilleras del FSLN entraron en Managua, abrieron la puerta a la justicia; al clamor de libertad y al deseo de soberanía del pueblo nicaragüense. Aquellos hombres y mujeres valientes sabían que, llegado un punto, la dignidad y el respeto no se negocia, sino que se exige.
La grandeza de esta revolución que hoy conmemoramos está en que esa dignidad y respeto que se tuvo que lograr por la fuerza, ha sido el alma y razón de ser de los que enarbolan – ¡enarbolamos! – la bandera rojinegra. Sus logros son evidentes y pude comprobarlos cuando el año pasado fui invitado a participar en las celebraciones por el 40 aniversario. Ha habido y seguirá habiendo intentos de borrar los logros sociales, económicos y educativos de Revolución Sandinista, pero no me cabe la menor duda de que, de ser necesario, el pueblo unido defenderá de la manera que sea necesaria su derecho a seguir siendo libre y soberano.
Mi total respeto y agradecimiento al pueblo de Nicaragua que ha resistido con heroísmo, pacifismo y amor al prójimo todas las agresiones que ha tenido que sufrir por el hecho de haber sido uno de los pocos pueblos elegidos para señalar el camino para la victoria del humanismo, de la justicia.
Gracias Nicaragua por ser la tierra madre del hombre que desde su descanso eterno señaló y sigue señalando el camino de la libertad: Augusto César Sandino, General de Hombres Libres. Y gracias también, valiente pueblo, por seguir apoyando al actual gobierno, dirigido por el gran protagonista revolucionario, el Comandante Daniel Ortega y la Vicepresidenta, la compañera Rosario Murillo.
¡Viva la Revolución Sandinista!
¡Viva Nicaragua Libre!
Miguel López
Profesor universitario
Movimiento Cultural Obrero
Finlandia