A sus 78 años no es la primera condecoración que recibe el padre Francisco Uriel Molina, pero sin embargo es una de las más importantes, se trata de la distinción “Doctor Honoris Causa en Humanidades”, un importante reconocimiento que la UNAN Managua otorga a personas tanto nicaragüenses como extranjeras, que han apartado a la cultura, humanismo y a la ciencia.
“Ha sido un líder social y religioso que siempre ha estado preocupado, soñando por el bienestar del pueblo de Nicaragua, comprometido con la Revolución Popular Sandinista y los proyectos de este Gobierno. Él lo hace por plena convicción por sus ideales, morales y religiosos que han aportado al desarrollo tanto al pueblo como a la misma universidad”, expresó la Rectora de la UNAN-Managua, Ramona Rodríguez.
Este sacerdote, ha dejado sus huellas en las aulas universitarias siendo así un líder social y religioso, durante la lucha revolucionaria fue el principal organizador de las comunidades eclesiales por lo que en 1996 fue expulsado de la orden franciscana la cual le fue restituida apenas hace unos meses.
“He recibido muchos reconocimientos y eso significa mucho para mí yo veo que Nicaragua está llena de mentiras y odio, no se reconocen los valores que tienen las personas, basta leer un poco los periódicos para darse cuenta que existe una especie de odio en contra determinado sector” indicó el Padre Uriel, quien además es miembro de la Comisión de la Verdad, Justicia y Paz
Para el Canciller de la República, Denis Moncada, es de suma importancia reconocer el papel que ha venido desempeñando este religioso, desde 1959 hasta la fecha a través de este título honorifico.
“El Padre Uriel es un ejemplo de los seres humanos independientes que sean sacerdotes, frailes, pero son consecuentes con un pensamiento, con una actitud vinculada particularmente con el pueblo en los momentos históricos que le ha tocado vivir al padre Uriel Molina, resaltó, Moncada.
Además de sacerdote Francisco es teólogo y doctor en la biblia nacido en Matagalpa el 6 de octubre de 193 y ordenado presbítero en 1959, en 2018 se le otorgo la orden General Augusto C. Sandino, la cual es la máxima condecoración de Nicaragua, entregada a ciudadanos en reconocimiento a los servicios de bienestar prestados a la patria o a la humanidad.