El Cine Silente, popularmente conocido como Cine Mudo, nace después de la Primera Guerra Mundial, junto con muchos otros inventos como los automóviles, las primeras aeronaves y los primeros pasos del ser humano en la fotografía. En 1895, los hermanos franceses Lumière, inventan un aparato semejante a una cámara-proyector-impresora, al que llamaron cinefotógrafo, que permitía captar imágenes en movimiento.
La primera película silenciosa fue grabada por Louis Le Prince, en 1888, consistía en un filme de 1.66 segundos, que mostraba simplemente a dos personas caminando por un jardín, fue titulada La escena del jardín de Roundhay.
A pesar de que se llamaba Cine Silente –o mudo- por la falta de audio en la grabación, se acostumbraba acompañar la proyección con música instrumental, para esto utilizaban pianos, y en las ciudades más grandes incluso órganos u orquestas completas para ejecutar algunos efectos sonoros.
Como en muchas ocasiones durante el transcurso de la vida, se ha pasado por alto el aporte de las mujeres al cine, sobre todo en Latinoamérica, el cual ha sido clave tanto delante como detrás de las cámaras. Innovaciones de gran valor estético y referentes a la producción fueron introducidos al cine silente gracias al aporte femenino.
No fue hasta cerca de los años 60 y 70 que las directoras de cine asumieron posiciones desde el feminismo radical, organizando colectivos de cineastas mujeres y manifestándose para exigir su reconocimiento. Al día de hoy, las mujeres tienen el reconocimiento que merecen en el oficio del arte, actualmente vemos figuras femeninas que resaltan en éxitos internacionales, innovaciones estilísticas y recursos narrativos originales.
En el cine mudo destacan las figuras femeninas de:
Alice Guy-Blaché, La fée aux choux (1986)
Lotte Reigner, Las aventuras del príncipe Achmed.