La pequeña fue encontrada ahorcada en su habitación unas horas después de pelear con su mamá, que se había negado a permitirle jugar con el móvil.
Una niña de nueve años del condado de Bronx (Nueva York, EE.UU.) se quitó la vida después que su madre le dijera que era demasiado temprano en la mañana para jugar con el celular, informan fuentes de New York Post.
Heaven Vega fue hallada ahorcada en su dormitorio poco antes del mediodía del pasado sábado. La menor estaba colgada de la cama con un cinturón atado al cuello. La madre, Jennifer, se apresuró a llamar los servicios de emergencias, que trasladaron a la pequeña a un hospital cercano, pero la reanimación no surtió efecto y la niña falleció.
No se conocen hasta el momento detalles de lo sucedido y la afligida madre no pudo ser contactada para hacer comentarios. No obstante, según testimonios de los vecinos, unas horas antes de la tragedia Jennifer y su hija tuvieron una pelea, porque la madre no quería que la niña jugara con el móvil desde primeras horas de la mañana y se negó a prestarle el dispositivo.
“Hoy en día, todos los niños tienen teléfonos celulares en sus manos, y lo único que hacen es ver YouTube”, dijo uno de los vecinos. “Al parecer, la niña se despertó y quería conseguir el teléfono para entrar en YouTube. Pero la madre le dijo que no, que era demasiado temprano en la mañana”, sugirió.
Un reciente estudio dedicado al aumento de casos de suicidios entre los adolescentes, publicado en Clinical Psychological Science, vincula este fenómeno con la integración de los celulares en la vida cotidiana, acompañada de factores tales como la disminución de las horas de sueño y de interacción social cara a cara, lo que suele provocar depresión y afecta la salud mental.
Según indican los autores de la investigación, las preocupantes cifras empezaron a crecer alrededor de 2012, al mismo tiempo que la tenencia de teléfonos inteligentes cruzó el umbral del 50 % de la población. Para el 2015, ya 73 % de los adolescentes estadounidenses tenía acceso a un dispositivo de esa naturaleza. Mientras tanto, el número de suicidios entre esos jóvenes saltó un 31% en comparación con 2010.