Honramos a nuestro infinito Rubén Darío y en él a todas las familias nicaragüenses

Compañera Rosario citó el poema Salutación del optimista:

Ha llegado el momento de cantar nuevos himnos
lenguas de gloria. Un vasto rumor llena los ámbitos;
mágicas ondas de vida van renaciendo de pronto;
retrocede el olvido, retrocede engañada la muerte;
se anuncia un reino nuevo, feliz sibila sueña
y en la caja pandórica de la que tantas desgracias surgieron
encontramos de súbito, talismática, pura, riente,
cual pudiera decirla en su verso Virgilio divino,
la divina reina de luz, ¡la celeste Esperanza!

“La celeste Esperanza, las grandes Esperanzas que reinan en esta Nicaragua Bendita, Digna Soberana, siempre llena de fuerza, de espíritu, de fe, de cantos de amor. Aquí estamos honrando a nuestro Rubén y honrando en él a todas las familias nicaragüenses, a todas las personas, mujeres y varones nicaragüenses por gracia de Dios, que nos sentimos y nos sabemos llenas de fuerza, de fortaleza, de luz, de vida, de verdad, de esperanza invicta”, agregó.

Informó que “el día de mañana colocaremos además ofrendas en todos los monumentos a nuestro Rubén, ofrendas en todos los monumentos de Vida y Esperanza, cantos sublimes y eternos a la Paz, y al derecho humano esencial. espiritual y de vigores fecundos, unidos, para todas las luminosas victorias que seguimos creando, cantos y flores, cantos de justicia, de luz, de vida verdadera y todas las esperanzas invictas, ciertas con nuestro Rubén, padre y maestro mágico”.

“Y ahí estamos creando, creando, creando las victorias de hoy y de mañana”, añadió.

A su vez, desde Moscú la Embajada de Nicaragua en colaboración con la Biblioteca de Literatura Extranjera “Rudomino” llevaron a cabo una hermosa ceremonia de colocación de claveles y rosas rojas ante el busto del Insigne Poeta Príncipe de las Letras Castellanas, Rubén Darío Sarmiento.

“Cuántas buenas nuevas, cuánta esperanza, cuántos somos, sintámonos cada vez más orgullosos de lo que somos”

Abominemos la boca que predice desgracias eternas,
Abominemos los ojos que ven sólo zodiacos funestos,
Abominemos las manos que apedrean las ruinas ilustres,
o que la tea empuñan o la daga suicida.
Siéntense sordos ímpetus en las entrañas del mundo,
la inminencia de algo fatal hoy conmueve la Tierra;
fuertes colosos caen, se desbandan bicéfalas águilas,
y algo se inicia como vasto social cataclismo
sobre la faz del orbe. ¿Quién dirá que las savias dormidas
no despierten entonces en el tronco del roble gigante
bajo el cual se exprimió la ubre de la loba romana?
¿Quién será el pusilánime que al vigor español niegue músculos
y que al alma española juzgase áptera y ciega y tullida?
No es Babilonia ni Nínive enterrada en olvido y en polvo,
ni entre momias y piedras que habita el sepulcro,
la nación generosa, coronada de orgullo inmarchito,
que hacia el lado del alba fija las miradas ansiosas,
ni la que tras los mares en que yace sepulta la Atlántida,
tiene su coro de vástagos, altos, robustos y fuertes.
Únanse, brillen, secúndense, tantos vigores dispersos;
formen todos un solo haz de energía ecuménica.

“Ese es nuestro Rubén, llamándonos al antiguo entusiasmo, al espíritu ardiente, a regar lenguas de fuego, en una nueva epifanía. Ese es nuestro Rubén en la Salutación del optimista, somos optimistas y la esperanza es la visión permanente en nosotros. Adelante compañeros, saludémonos, abracémonos, porque vamos adelante siempre más allá, en luz vida y verdad, en patria de todos, alrededor del bien de todos, defendiendo nuestros valores supremos y nuestros derechos inalienables, somos la Patria Bendita y siempre Digna y Libre de Rubén Darío y de Augusto Sandino. Abrazos grandes de nuestro Comandante Daniel, siempre más allá”, finalizó.