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octubre 30, 2019

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A 21 años del deslave del volcán Casita: El día que el neoliberalismo mató a más de 3 mil 500 nicaragüenses

Este miércoles se cumplen 21 años del deslave del volcán Casita, una tragedia que lejos de ser atendida, fue agravada por la indiferencia, al punto de cobrar más de 3 mil 500 vidas en Posoltega.

Las consecuencias fueron fatales, borrando del mapa dos comunidades enteras, que ante la falta de aviso no pudieron prever la magnitud de la catástrofe que se avecinaba.

Los pocos sobrevivientes cuentan que lo único que sabían es que las lluvias no cesaban.

Oscuridad

La comunidad Rolando Rodríguez y El Porvenir eran para ese entonces zonas rurales, a las que se les había negado desde antes el derecho a la electricidad.

Tocaba alumbrarse con candelas y candiles, por lo que ver las noticias desde un televisor era algo que ni siquiera era parte de los sueños inmediatos de los locales.

Algunos que todavía conservaban baterías para encender sus radios, sintonizaban las emisoras pero solo escuchaban cómo la intensidad del Huracán Mitch no era considerada una amenaza para la administración liberal.

La peor de las suertes

En la noche del 30 de octubre solo escucharon un fuerte estruendo, confundido por unos con el de un helicóptero y con el de un trueno por otros.

«Cuando miramos que eran las grandes correntadas como de 15 metros de altura. Cuando yo miro eso salgo a correr», cuenta Don Santana Pantaleón.

El hombre que hoy supera los 60 años atribuye a un milagro el haber sobrevivido junto a su esposa, suegra e hijos, a pesar de que el agua los arrastró varios kilómetros hasta quedar enredados en un cerco de alambres.

Fue, de entre los sobrevivientes, quizá aquel que tuvo la mejor de las suertes y sin embargo, le tocó una de las tareas más duras y que más impacto puede causar en la moral de un hombre.

Le tocó levantar del barro cuerpos mutilados, restos mortales de los que momentos antes eran sus vecinos y amigos.

Comandante Daniel, el primero el llegar

Aún no estando en el Gobierno, el comandante Daniel Ortega, líder del FSLN, fue el primero en atender la emergencia ante los oídos sordos del mandatario de corte de derecha.

Felicita Zeledón (Q.E.P.D.), alcaldesa de entonces carente de medios y capacidad para atender semejante catástrofe, clamaba por auxilio y era tomada como loca.

«Yo oía decir a Arnoldo Alemán que eran mentiras. Que era mentira lo que estaba sucediendo aquí en La Rolando, pero cuando miramos era Daniel (Ortega, actual presidente del país) el que mandó la ayuda para acá», cuenta don Pantaleón.

Muchos otros fallecidos quedaron sepultados y su paradero nunca fue identificado. Entre ellos los padres de Ana Cecilia Vásquez Mendoza, que en ese entonces tenía solo 10 años.

Hoy con 31 años es una madre soltera, a la que le tocó crecer huérfana, como a muchos otros niños de esas comunidades.

A pesar de que era aún muy joven recuerda como dejaron atrás todas sus pocas pertenencias, sus animales y sus pocos cultivos en busca de conservar la vida a toda costa.

40 segundos

Todo cambió en poco más de 40 segundos y la avalancha de tierra, residuos y cuanto material arrastrara la corriente segara la vida de su papá, su mamá, sus dos hermanos, sus dos abuelos y otros tres tíos.

«Nosotros solo oímos un estruendo. Que tronó algo y después se escuchó como que venían tres o cuatro helicópteros. Dice mi Papá: ‘nos vienen a ayudar, nos vienen a sacar’», cuenta, siendo la situación el momento anterior a cambiar su vida para siempre.

¿Negligencia o falta de aprecio por la vida?

El periodista Adolfo Pastrán recuerda que en ese entonces se dedicaba a ejercer labores periodísticas desde la radio.

Afirma que se trató de una tragedia producto de un mal manejo de la administración de corte derecha, que no pudo prever lo que podría significar para Nicaragua y el hermano país de Honduras.

Comenta que se debió a que el presidente de entonces, Arnoldo Alemán, dedicaba su tiempo a una gira política en el departamento de Jinotega.

«Les informaron que venía ese fenómeno, no le dieron importancia. El presidente delega en el presidente del Comité de Emergencia que existía en aquel entonces que era el Sinapred de entonces, lo presidía Enrique Bolaños. No le dieron la importancia debida.

Luego aquellas llamadas de emergencia, de socorro, fueron desoídas y se nos vino la desgracia del Mitch, la desgracia del Casita, semejante tragedia, producto de falta de prevención, falta de visión y diría más bien, falta de sensibilidad humana», comenta.

La cuota de la élite empresarial

Precisamente Jorge Capelán, periodista de larga trayectoria y colaborador de diversos medios nacionales y extranjeros, condena el hecho y lo atribuye más bien a la corrupción de la élite empresarial que aún pesa en el país.

Cuando sucedió el hecho se encontraba en Europa, pero seguía de cerca los acontecimientos que conmovieron al mundo entero.

Las voces se iban sumando y se escuchaban cada vez más altas y claras. «’Por favor, presidente, declare una emergencia. Esto se ve que viene muy mal’, porque además ya estaban todos los medios y (se sabía) el tamaño que tenía el huracán…»

Alemán se resistía y de todas formas la emergencia no era declarada. Pero ¿Por qué?

De acuerdo al periodista, Alemán trataba de proteger los intereses económicos de la élite empresarial.

«Y la hipócrita excusa que daba el doctor Alemán era que él no podía violar los derechos humanos de la población.

Porque declarar el Estado de Emergencia implicaba restringir ciertos derechos de movilización».

Absurdo.

«Lo que pasaba en realidad era que Alemán y todos sus ministros y altos personeros de su gobierno eran gente involucrada en la banca privada de este país. Y se sabe que una parte considerable de los préstamos de esa banca, a pesar de que no le prestaran mucho a los campesinos, pero como el 28% de esos créditos, era para la producción y se consideraban ya como perdidos a causa de la lluvia. Entonces, lo que tenían miedo los banqueros, estos mafiosos, que estaban con Alemán en esa época, era a tener que hacer una condonación masiva de deuda», asegura.

Esos banqueros, comenta, son los mismos que trabajaron luego con el expresidente Enrique Bolaños, vicepresidente y sucesor en el cargo de Alemán, y muchos de esos también, los mismos quienes apoyaron el intento de Golpe de Estado en 2018 en Nicaragua.

Impensable con el sandinismo

Para Pastrán hoy estos son hechos impensables. Nicaragua cuenta con más medios avanzados para detectar la magnitud de estos fenómenos, pero principalmente con una experiencia acumulada y la voluntad política de un Gobierno que pone la vida humana en el centro de su estrategia.

«Hay una sensibilidad social hacia la población. Este es un Gobierno que piensa en los pobres y trabaja por los pobres que son los sectores más vulnerables, los adinerados, los que están muy bien, que tienen sus casas lujosas pues no tienen nada de qué preocuparse cuando viene la lluvia… Excepto los sectores muy pobres», asegura.

A pesar de todo el daño ya fue causado y aunque muchas cicatrices han ido sanando, los recuerdos reviven cada vez que llega octubre.

Las cruces que marcan una idea de dónde alguna vez vivieron las víctimas. Se cuentan por montones en este sitio y año con año son celebradas misas católicas y cultos evangélicos en su memoria.

Mientras tanto, las autoridades locales y nacionales, identificadas plenamente con el ideal sandinista, multiplican esfuerzos cada día con el compromiso de no permitirá jamás que una tragedia como esta llene de dolor a los nicaragüenses.

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