El papa Francisco a Budapest, donde celebró la misa de clausura del 52 Congreso Eucarístico Internacional en la Plaza de los Héroes; y después emprendió un viaje a Eslovaquia.
En Hungría, el papa se entrevistó el presidente János Áder, y el primer ministro ultraderechista, Victor Orbán, antes de sostener encuentros separados con obispos católicos y representantes del Consejo Ecuménico de Iglesias.
Además, en su intervención en el acto religioso, instó a Hungría a “extender sus brazos hacia todos”; en una crítica velada a las políticas del primer ministro Viktor Orban contra los migrantes.
Al clausurar el congreso eucarístico invitó a los obispos a no encerrarse en una rígida defensa de “nuestra llamada identidad”; sino a abrirse al encuentro con el otro y cultivar juntos el sueño de una sociedad fraterna.
Asimismo, el líder religioso invitó a adoptar siempre el estilo de Dios, el de la proximidad, la compasión y la ternura. Les invitó a no utilizar palabras que marquen distancia e impongan juicios; sino que les ayuden a mirar al futuro con confianza.
De igual forma, en el marco de su Viaje Apostólico a Budapest, el Papa participó en el encuentro del Consejo Ecuménico de las Iglesias y la Comunidad judía, organizado en el Museo de Bellas Artes de esta ciudad. En su discurso, Francisco los alentó «a trabajar juntos para promover la fraternidad y construir la paz», dejando atrás los dolores y las diferencias del pasado.
Tras su paso por Hungría, el Papa prosiguió su viaje a la capital de Eslovaquia, Bratislava, donde se quedará hasta el día 15, en su primera gran salida internacional desde que se sometió a una cirugía intestinal en julio.
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