El Río Bravo se secó en Alburquerque por primera vez en cuatro décadas, el quinto río más largo de Estados Unidos, lo que ha desatado la preocupación, especialmente de los biólogos quienes llegaron al lugar para salvar un pez en peligro de extinción.
Lamentablemente con el agua desapareció también el hábitat del pequeño carpa chamizal; un pez tan pequeño como el tamaño de un dedo meñique, que vive en la zona.
De manera que, las lluvias llevaron un poco de agua al río, pero los expertos aseguran que la resequedad que hay al norte río arriba es solo un indicio de que el suministro de agua será cada vez más difícil.
Y que las medidas que se están llevando a cabo podrían no ser suficientes para salvar la capta chamizal y para regar las granjas, jardines y parques de la zona.
La carpa chamizal se encuentra en apenas el 7% de lo que solía ser su hábitat luego de décadas de construcción de presas, canales; y desviran las aguas que cruza por Colorado, Nuevo México, Texas y el norte de México.
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Este pez incorporado a la lista de especies en peligro de extinción en EE.UU., pero ahora tras la sequía y las temperaturas sofocantes; la temporada de lluvias podría ser su única salvación.
Thomas Archdeacon, biólogo del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos, indicó: “Se adaptaron a muchas cosas, pero no a esto. Cuando el río fluye un día si y un día no a lo largo de millas; no saben cómo resolver eso”.
Actualmente, cuándo algunas partes del río se secan, las autoridades usan redes y cercos para sacar a los peces de los charcos y los trasladan a zonas por donde todavía corre el agua; pero la tasa de supervivencia del pez que es rescatado es muy baja, con apenas el 5%.
Por lo tanto, el río tiene una cuenca de 467.000 km2 que atraviesa cinco estados de México: Chihuahua, Coahuila, además de Nuevo León, Tamaulipas, Durango y tres estados de los EEUU: Colorado, Nuevo México y Texas.