Recordó el Comandante Daniel que “tuvimos, no sé cuántos héroes, son miles de héroes, pero bueno, hemos formalmente destacados como héroes, algo que no es fácil para colocarlos en la Constitución de la República de Nicaragua, a los caciques Diriangén y Nicarao, que propinaron la primera derrota a los invasores españoles”.
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Relató que fue una operación donde el “Cacique Nicarao estaba más hacia la zona donde estaban entrando los españoles, ya en nuestro territorio, se había puesto de acuerdo con el Cacique Diriangén, darles la bienvenida, discutir con ellos de porqué querían apoderarse de las tierras, porque los conquistadores eran muy claros: estas tierras nos la dio el rey y aquí vemos, Cristo que bendice lo que hace el Rey, y aquí está espadita que pone orden si no se cumple con lo que dice el rey, es decir amenazaban de muerte directamente a nuestros antepasados y ahí se dio un intercambio, entre Nicaragua y Gil González, quien era que estaba entrando a Nicaragua y parte del plan era que: ¿Y qué quieren, oro? Claro, el oro, aquí tenemos estos chompipes, estas gallinas, podemos darle un poco de oro. No, queremos todo el oro. Y lo que tenían ahí lo recogieron y se lo dieron”.
Agrega en su relato el Presidente que eso le dio confianza a los conquistadores, “que luego preguntaron que quien estaba allá adelante: Esta el Cacique Diriangén con su tribu, con su pueblo, ahí los está esperando a ustedes también para atenderlos. Y se fueron muy confiados, y cuando llegan donde Diriangén, ahí está la emboscada, y no teniendo las armas que tenían los españoles, con flechas, con lanzas, con garrotes, se lanzaron los combatientes de Diriangén, los cercaron y al final los hicieron salir huyendo. Primera derrota del imperialismo en Nicaragua, el imperialismo español”.
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Luego se refirió al presbítero Tomás Ruiz, “cura, sacerdote, de origen indígena, de los que empezó a luchar por la independencia. Lo echaron preso los españoles, los encarcelaron, lo tuvieron hasta que murió. Tomas Ruiz, un héroe nacional, un verdadero cristiano”.
“Luego otros héroes, el General José Dolores Estrada y Andrés Castro, ambos estaban al frente de los nicaragüenses que derrotaron a las tropas expansionistas de William Walker que se había impuesto como Presidente de Nicaragua. La primera ley que había dictado era la esclavitud, se reveló el pueblo y ahí el imperio yanqui sufre la primera derrota”.
“Fue combate, tras combate, y ahí también destaca un profesor, Emmanuel Mongalo que fue determinante para desalojar a los yanquis, racistas y esclavistas de William Walker. Y se fue con una tea, a la fortaleza donde están ellos encerrados, y logró iniciar un fuego, un incendio, tuvieron que salir y ahí fue fácil derrotarlos”, añadió.
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“Y luego vino la marina norteamericana a rescatar a William Walker que fue formalmente presidente de Nicaragua, el embajador yanqui estuvo en su toma de posesión y como estaba muy molesto con la apaleada que estaba recibiendo, entonces pasó incendiando la ciudad de granada, la incendió, y dejó un rótulo en inglés que decía: Aquí fue Granada”.
El Comandante Daniel luego se refirió a Rubén Darío, “indiscutiblemente Darío, que supo denunciar al imperio, y sobre todo supo llegar a definir realmente que es más duro en la vida, y eso lo hace de manera magistral Darío, en un poema que se llama Tarde del Coso: están toreando, está la barrera, el público gritando otro toro, otro toro, está el toro acompañado del buey, que lo ocupan para ir a sacar al toro que queda muerto, ahí va el buey para arrastrarlo y sacarlo. Y están conversando el toro y el buey, y el toro quejándose porque está casi seguro de que va a morir, recordando cómo dominaba el campo, como vivía libremente con esa fortaleza en el campo y como lo tenía al borde de la muerte. El toro quejándose al buey y en el diálogo, un diálogo muy rico, cuando ya le llegó la hora que lo saquen al toro, el buey le dice: te llegó la hora. Le dice el toro, ¿Qué más duro que la muerte?, entonces le responde el buey: la impotencia. Y eso va para todos, qué es lo más duro para un pueblo que la impotencia de no poder rebelarse, no poder luchar, no poder defenderse, aun a riesgo de la muerte”.
“Y luego tenemos al General Benjamín Zeledón que le tocó enfrentar en 1912 a las tropas yanquis, al Ejército Norteamericano que desembarcó en Nicaragua, y que luego esta ocupación prácticamente se prolongó, hasta que aparece el General de las mujeres y los hombres libres, Augusto C. Sandino. Que le hizo frente y los derrotó, no pudieron derrotarlo, tuvieron que retirarse. El objetivo de ellos era acabar con Sandino era un bandolero, decían, que había que acabar con él, no pudieron, metieron a la fuerza aérea de combate aquí contra Sandino, no pudieron, al final no les quedó más que retirarse”.
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“Y quedó un presidente que no era un instrumento ciego de los yanquis, tampoco era Zeledón, era un presidente que pensó que habiendo salido los yanquis y con Sandino había luchado porque salieran los yanquis, entonces que había que buscar cómo dialogar, negociar, para que el país viviera en paz, y empezaron las pláticas. Y Sandino viajando a la montaña, a Managua, y los otros generales decían: no vaya que lo van a matar. Y Sandino dijo: no queda más camino, si yo he luchado por la paz, y no tengo enemigos al cual enfrentarme porque ya se fue, y ya lo vencimos”.
“Entonces, en el último viaje de Sandino a Managua, el presidente de apellido Sacasa, le ofrece una cena en la presidencia, va Sandino allá con dos generales, está el presidente Sacasa con su hijo, y cuando el General Sandino ya sale de la cena y viene el lugar donde estaba hospedado, lo estaban esperando, ya los yanquis”.
Añade a su relato que “habían organizado el plan con el jefe de la guardia, que ellos habían organizado y que estaba bajo el mando de los yanquis, Somoza. Y asesina a Sandino. Y escuchando siempre esa canción, la tumba del guerrillero dónde está, dónde está. Somoza se empeñó en borrar cualquier huella de los huesos de nuestro general- y que lo quemó, que lo tiraron al lago, que lo pasaron de un lado a otro- Hay miles de versiones. Nosotros hemos hecho esfuerzos para buscar cómo encontrarlo, pero hasta el momento no ha sido posible dar y lo más importante sí, porque podrían estar los huesos de Sandino en un lugar, en un cementerio y estar ausente el pensamiento de Sandino y estar ausente la combatividad de Sandino, entonces aquí lo importante es asesinaron a Sandino, destruyeron la materia humana, pero no pudieron destruir el espíritu de Sandino, no pudieron destruir el alma de Sandino”.
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“Y por eso ¿dónde está?, ¿dónde está? Está en el alma del pueblo nicaragüense, está en el corazón del pueblo, ahí está Sandino. Qué mejor lugar, dando mil batallas. Y luego la esposa de nuestro General Sandino, Blanca Segovia Arauz, también heroína”.
Y Luego otro héroe, Rigoberto López Pérez, “un héroe extraordinario, fuera de serie, porque cuando uno va al combate pues, tiene conque ir al combate, tiene armas, si el combate está difícil puede replegarse y darle continuidad por otra vía, es decir, el ser humano que va a un combate tiene la ventaja de que no va a suicidarse, sino que va a dar la pelea para ganarla y buscar cómo armarse”.
“Rigoberto, dejó una carta extraordinaria a su madre, donde le va explicando a la madre que él ha tenido ya en su mente que no hay más camino para empezar a destruir a la tiranía somocista que ejecutar a Somoza. Y él se prepara con otros compañeros, Edwin Castro ; Narváez, Cornelio Silva, tres compañeros y él cuatro. Están conspirando, viendo donde se mueve Somoza, dónde se le puede ejecutar, pero en todo esto digamos, estos tres compañeros son como la fuerza de apoyo de Rigoberto, porque la decisión de Rigoberto es que él, para poderlo hacer, tiene que entrar solo él, y ha hecho práctica ya con el revolver buscando como darle en el blanco a los puntos donde no llegue el chaleco contra bala, porque está partiendo del principio que Somoza usaba chaleco contra bala, entonces tenía que buscar puntos, porque si iba al pecho, el chaleco contra bala, no iba a permitir entrar la bala, entonces él se preparó muy bien y le dice a la madre que entienda que él va a morir, está seguro que va a morir, está consciente que va a morir, pero que es un paso que hay que dar por dignidad, por patriotismo, así lo escribe. Está convencido, y al final se cuela en una fiesta que le daban a Somoza, el lleva el revólver, logró entrar con el revólver estaba bailando con una joven Rigoberto y cuando tiene enfrente a Somoza que está sentado saca el revólver y los disparos fueron certeros”.
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“Corrieron con Somoza y los yanquis se lo llevaron al hospital en Panamá, un famoso hospital en el Canal de Panamá, a ver si le salvaban la vida, mientras tanto sucedió lo que Rigoberto ya sabía que iba a suceder, él le dejó ir todos los cartuchos a Somoza, y luego que le cayeron encima y lógicamente en ese momento, la furia de los escoltas de Somoza, era tan grande que comenzaron a desfilar todos ellos a dispararle ya al cadáver de Rigoberto, un desfile disparando, disparando”.
Destaca el Comandante Daniel que Rigoberto es de esos héroes realmente extraordinarios, un ser de otro planeta como dirían los artistas, los cantantes.
“Y luego Carlos Fonseca, que supo unir el pensamiento de Sandino al momento histórico que se vivía en ese momento en Nicaragua porque seguían las luchas guerrilleras contra Somoza, y se discutía incluso el nombre que se le ponía al frente. Y las primera acciones del frente fueron como Frente de Liberación Nacional, pero luego Carlos insistió que teníamos que partir de nuestras raíces, de nuestra historia, de lo que significaba Sandino en toda la lucha y ahí nació el Frente Sandinista de Liberación Nacional”.
“Y luego, también entre los héroes nacional está un periodista que fue de pensamiento conservador, pero digamos no era un extremista, Pedro Joaquín Chamorro, director de un diario, el diario La Prensa, la Compañera Rosario trabajó con él, fue su asistente por años, y cuando yo estaba preso, llegó mi madre a hablar con la Rosario, hablar con él, en ese sentido no era un envenenado anti sandinista y Somoza lo mandó a asesinar y queriendo culpar al FSLN porque el Frente estaba en la batalla”.
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“Y luego tenemos a otro héroe nacional que es el Cardenal Miguel Obando y Bravo, muchos de ustedes que han venido al acto a la Plaza, no en la plaza de la Revolución sino en la plaza enorme donde hacíamos los actos hasta antes de la pandemia, y ahí eran centenares de miles de personas, desbordaba la plaza y desbordaba la avenida y quien nos acompañaba, y quien hacia el mensaje, el Cardenal Miguel, a pesar que el Vaticano no miraba bien eso, y por eso fue que luego, buscando como, en el mediano plazo quitarlo, darle de baja, mandarlo a jubilación”.
“Y el otro héroe nacional que fue aprobado por la Asamblea Nacional de cara al 31 de diciembre del año pasado. Era el 31 de diciembre que es la fecha en que muere Clemente. Falleció Clemente. Entonces, un héroe realmente extraordinario Clemente, primero que se preocupó por el terremoto que había en Nicaragua, porque se había vinculado con el pueblo nicaragüense, y luego empezó a buscar como reunir ayudar y fletaron un avión para venir con la carga a Nicaragua, y el pudo haber enviado el avión y quedarse con la familia en puerto Rico. Y la familia le insistía porque era fiesta de fin de año, pero él insistió que quería venir a entregar esa ayuda directamente a las familias afectadas por el terremoto. Y subió al avión y luego de un tiempo de vuelo el avión se perdió en radar y clemente quedó en el mar, en un acto de solidaridad totalmente extraordinario”, subrayó.
